El fenómeno de la presencia de analfabetos en el ámbito político y, más concretamente, en el Parlamento, es un tema que requiere una reflexión profunda y rigurosa. Diversos estudios sociológicos han puesto de manifiesto la importancia de contar con representantes políticos con un nivel adecuado de formación y educación, pues esto se relaciona directamente con la capacidad de los legisladores para elaborar leyes y políticas públicas efectivas y acordes a las necesidades de la sociedad que representan.
Investigadores como Lipset (1959) han señalado que la educación y el nivel de ingresos son factores determinantes en la participación política de las personas.[1] Asimismo, autores como Bourdieu (1996) han evidenciado la existencia de una relación estrecha entre el capital cultural y la posición de poder en la sociedad. [2] De este modo, resulta evidente que la presencia de analfabetos en el Parlamento supone una clara limitación a la hora de tomar decisiones políticas que afectan a toda la sociedad.
Un ejemplo paradigmático de esta problemática lo encontramos en algunos países de América Latina, donde la presencia de políticos analfabetos es un fenómeno aún muy extendido. En este sentido, cabe destacar el caso de Brasil, donde según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE, 2019), el 7,2% de los miembros del Congreso Nacional no tiene estudios universitarios completos y un 4,2% se declara analfabeto funcional.[3]
En España, el porcentaje de diputados y senadores que no poseen estudios universitarios completos o que no han completado la educación secundaria es relativamente bajo. Según datos del Congreso de los Diputados (2022), en la actualidad solo el 3,6% de los miembros de la cámara baja no han completado estudios universitarios.[4] Sin embargo, la presencia de políticos analfabetos o con un nivel de educación insuficiente no puede ser descartada en su totalidad, y su impacto potencial en la toma de decisiones políticas no debe subestimarse.
Un ejemplo reciente de la problemática que puede surgir a causa de la presencia de políticos con un nivel de educación insuficiente lo encontramos en el debate sobre la reforma educativa en España en 2021. Algunos diputados de partidos políticos minoritarios manifestaron abiertamente su oposición a la reforma, pero sus argumentos carecían de fundamentos sólidos y evidenciaron una falta de conocimiento en la materia. Esto ilustra cómo la presencia de políticos con un nivel de educación insuficiente puede afectar negativamente la calidad del debate político y la elaboración de políticas públicas efectivas.
Es fundamental asegurar que los representantes políticos tengan un nivel adecuado de educación y formación para garantizar que puedan desempeñar su trabajo con eficacia y responsabilidad. Además, es necesario adoptar medidas para promover la educación y el acceso a la formación de calidad para toda la población, con el fin de fomentar una sociedad más informada y participativa.
[1] Lipset, S. M. (1959) <<Some social requisites of democracy: economic development and political legitimacy>>. American Political Science Review, 53(1), 69-105. doi: 10.2307/1951731
[2] Bourdieu, P. (1996) <<Las estructuras sociales de la economía>>. Buenos Aires: Manantial.
[3] Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). (2019) <<Censo Demográfico 2010: Características gerais da população, religião e pessoas com deficiência>>. Rio de Janeiro: IBGE.
[4] Congreso de los Diputados. (2022) <<Composición del Congreso de los Diputados>>. Recuperado el 21 de marzo de 2023, de https://www.congreso.es/web/guest/composicion/diputados/composicion_actualidad.
Si nos dejamos representar por analfabetos es porque lo somos. No hay otra explicación salvo que para ser político no te piden estudios
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En principio estoy de acuerdo, si las personas que ejercen puestos en la política no se educan no tienen herramientas ni visión para ayudar, solo buenas intenciones. Aunque es preciso ver los que se educan y no tienen ni siquiera buenas intenciones.
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