La cesta de la compra es un indicador económico que refleja el precio promedio de una serie de bienes y servicios básicos que consumen los hogares. En España, el precio de la cesta de la compra está influido por diversos factores, incluyendo la oferta y demanda de los productos, la calidad de los mismos, los costos de producción y la política fiscal del gobierno. Según Fernández-Cornejo y McBride (2002), la oferta y demanda de los productos agrícolas y alimentarios es uno de los principales determinantes del precio de la cesta de la compra. Además, la calidad de los productos, como su grado de frescura o su origen geográfico, puede influir en el precio final.[1]
El cálculo del precio de la cesta de la compra se basa en una ponderación de los precios de los productos incluidos en la misma. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cesta de la compra se compone de una selección de bienes y servicios básicos, incluyendo alimentos, bebidas no alcohólicas, tabaco, vestido y calzado, vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles. El INE realiza un seguimiento mensual del precio de los productos incluidos en la cesta de la compra, y los datos son utilizados para calcular el índice de precios al consumo (IPC).[2]
El porcentaje de los precios de la cesta de la compra que corresponde a los impuestos y varía según el producto. Por ejemplo, según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre la fiscalidad del consumo en España, los productos alimentarios están sujetos impuestos que se aplican según el tipo de producto. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2021, el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) aplicado a los alimentos básicos (como pan, leche, huevos, frutas y verduras) es del 4%, mientras que el IVA aplicado a otros productos alimentarios (como carne, pescado, embutidos y conservas) es del 10%. Además, algunos productos, como el aceite de oliva, están sujetos a un impuesto especial.[3]
Por otro lado, el gobierno de España tiene la capacidad de intervenir en el mercado y, por lo tanto, influir en el precio de la cesta de la compra. Una de las estrategias utilizadas para controlar el precio de los alimentos es la regulación de los precios máximos. Esta política ha sido aplicada en varios países, incluyendo Venezuela y Argentina, y ha generado controversias. Según algunos expertos, esta medida puede tener efectos negativos a largo plazo, como la reducción de la oferta de productos y la disminución de la calidad de los alimentos.[4]
Otra forma en que el gobierno puede influir en los precios de la cesta de la compra es a través de los impuestos. En España, el IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) es un impuesto indirecto que se aplica a la mayoría de los bienes y servicios, incluyendo los alimentos. El tipo impositivo varía según el producto y puede tener un impacto significativo en el precio final que paga el consumidor.
Además de la regulación de precios y los impuestos, el gobierno también puede intervenir en el mercado de la cesta de la compra a través de políticas de fomento a la producción y la distribución de alimentos. Esto puede incluir subvenciones a los agricultores y la promoción de la agricultura ecológica y local. Algunos investigadores señalan que estas políticas pueden tener efectos positivos tanto en la economía como en la sociedad, al fomentar la producción local y la sostenibilidad ambiental.[5]
En otra dirección, los cambios en la estructura de precios, el poder adquisitivo de los hogares y las políticas gubernamentales pueden influir en la evolución futura de los precios de los alimentos.
En los últimos años, el índice de precios de los alimentos en España ha mostrado una tendencia al alza, especialmente en productos básicos como la leche, el pan y la carne. Esta tendencia se ha visto influida por factores como el aumento de los costos de producción, la variabilidad climática y la presión de los mercados internacionales.
En esta línea, la evolución futura de los precios de la cesta de la compra en España dependerá en gran medida de la capacidad del sector alimentario para adaptarse a las nuevas condiciones y desafíos. En este contexto, el sector puede verse afectado por la incorporación de políticas comerciales proteccionistas o por la competencia de otros países productores de alimentos. Por otra parte, las políticas fiscales y de bienestar social pueden tener un impacto significativo en la capacidad de los hogares para acceder a los alimentos.
Según algunos estudios, las desigualdades socioeconómicas pueden influir en la evolución de los precios de los alimentos y en el acceso de los hogares a los mismos. Investigadores como Deaton (2013) y Sen (1999) han destacado la importancia de la distribución equitativa de los ingresos y de la inversión en políticas públicas para mejorar el acceso a los alimentos por parte de las poblaciones más vulnerables.[6]–[7]
En definitiva, cabe destacar que es fundamental que se promuevan políticas públicas orientadas a mejorar el acceso a los alimentos, especialmente en poblaciones menos favorecidas, y se fomente la sostenibilidad y la competitividad del sector alimentario.
Es importante comprender los factores que influyen en el precio de la cesta de la compra para poder tomar decisiones informadas sobre el consumo y el presupuesto familiar. Como consumidores, podemos comparar precios entre diferentes establecimientos, buscar ofertas y promociones, elegir productos de marca blanca y estar atentos a los cambios en la política fiscal del gobierno que pueden afectar el precio final de los productos que compramos.
[1] Fernández-Cornejo, J., & McBride, W.:(2002) <<The dynamics of the U.S. biotech industry: Lessons from the past>>. AgBioForum, 5(1), 5-8.
[2] Instituto Nacional de Estadística (2022) <<Índice de precios de consumo (IPC)>>. Recuperado el 13 de marzo de 2023, de https://www.ine.es/dynt3/indiceIPC/indiceIPC.jsp?idtab=1
[3] Instituto Nacional de Estadística (INE).:(2021) <<Tipos impositivos de los impuestos indirectos>>. Recuperado el 14 de marzo de 2023, de https://www.ine.es/daco/daco42/epi/impindirectos/impindirectos.pdf
[4] Mosquera, D., & Mora, J.:(2019) <<Políticas de regulación de precios en América Latina>>. CEPAL Review, 127, 1-15.
[5] López, A. (2018) <<Agricultura y desarrollo rural en España>>. Iberoamerican Journal of Industrial Engineering, 10, 106-119.
[6] Deaton, A. (2013). The Great Escape: Health, Wealth, and the Origins of Inequality. Princeton University Press. Instituto Nacional de Estadística (INE). (2021) <<Índice de Precios de Consumo (IPC)>>. Recuperado de https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176741&menu=resultados&idp=1254735573175
[7] Sen, A. (1999) <<Desarrollo y libertad>>. Planeta.
LA INFLACION ACTUAL ES PROVABLE QUE SE HAYA PRODUCIDO POR LA SUBIDA POR LA GUERRA PUTINESCA DE LAS MATERIAS PRIMAS ENERGETICAS PERO CLARO AHORA HAN BAJADO LOS PRECIOS DE ESOS PRIDUCTOS CARBURANTES PERO SIGUEN SUBIENDO Y CREO PUEE SER CUÑPA POR LA ESCASEZ DE PRODUCCION Y TAMBIEN POR LA PICARESCA DE GANAR UN DINERO EN EL TRANSITO DE LOS ALIMENTOS DEL AGRICULTOR AL CONSUMIDOR . PAEA ELLO SERIA INTERESANTE QUE EL ESRADO SUBVENCIONE A AGRICULTORES Y A COOPERATIVAS AGRICOLAS QUE SURTAN SUS PRODUCTOS DE ALMACENAMIENTO EN LAS ZONAS AGRICOLAS Y DESPUES EXPORTARLAS A LAS GRANDES URBES SE LOGRARIA POR UNA PARTE EL INCREMENTO DE LA REPOBLACION HUMANA RURAL Y CONTROLAR TAMBIEN A LAS GRANDES SUPERFICIES SU ESPECULACION Y SUBIDA DE PRECIOS MIENTRAS QUE LOS AGRICULTORES PRODUCTORES Y GANADEROS TIENEN QUE CERRAR POR NO TENER APENAS GANANCIAS POR LA SUBIDA DE ABONOS FERTILIZANTES PIENSOS MIENTRAS QUE SUS VENTAS CARNICAS O FRUTALES Y AGRICOLAS NO RESULTAN RENTABLES Y TIENEN QUE CERRAR SUS PEQUEÑOS NEGOCIOS O TENER MAYOR CANTIDAD DE CABEZAS DE GANADOS O TERRENOS DE CULTIVOS PARA TENER RENTABILIDAD. EN FIN QUE SE AYUDE A LOS PRODUCTORES DE LAS MATERIAS PRIMAS ALIMENTARIAS Y A COOPERATIVAS DE ALMACENAMIENTOS EN PUEBLOS DONDE SE PRODUCE LA MATERIA PRIMA
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