La Generación WOKE: ¿Manipulada o despierta?

“Qui vult decipi, decipiatur”,
San Agustín de Hipona

En la encrucijada de la juventud actual, nos hallamos inmersos en un océano tempestuoso de información, donde la verdad se disuelve entre las olas de narrativas diseñadas para apaciguar nuestros prejuicios y deseos. En este mar revuelto, la sabiduría perenne de San Agustín resuena con su proverbial “Qui vult decipi, decipiatur”, recordándonos que cada individuo carga con la responsabilidad de discernir la autenticidad en un mundo inundado de falacias y distorsiones.

Los jóvenes de hoy, criados en un entorno saturado de información y desinformación, enfrentan un desafío monumental: separar la verdad del engaño. Las redes sociales y plataformas digitales se han convertido en campos de batalla donde los partidos políticos despliegan tácticas de marketing manipuladoras, dirigidas directamente a la ingenuidad y el idealismo juvenil. Aprovechando la inexperiencia de los jóvenes, estos partidos reclutan activistas mediante técnicas de adoctrinamiento, tejiendo una red de lealtad partidista que, lamentablemente, oscurece la objetividad y promueve una visión binaria del mundo que estigmatiza a sus oponentes políticos. Este fenómeno no solo aliena a los jóvenes de otras perspectivas políticas, sino que también restringe su capacidad para pensar de manera crítica y objetiva sobre los asuntos que afectan a la sociedad.

Es esencial que la educación contemporánea incorpore el pensamiento crítico y la alfabetización mediática desde una edad temprana. Sin embargo, más allá de la sobrecarga de información, enfrentamos un desafío aún más profundo: la alarmante alfabetización funcional entre los jóvenes. Muchos de ellos muestran una comprensión limitada de textos complejos y carecen de las habilidades necesarias para distinguir entre información veraz y engañosa. Además, la ausencia de una sólida inculcación de valores éticos se manifiesta en comportamientos cuestionables y decisiones éticamente dudosas.

En este contexto, es crucial que toda la sociedad, incluidos los medios de comunicación, educadores y líderes políticos, se unan en un esfuerzo conjunto para proporcionar un entorno que fomente la búsqueda de la verdad y el pensamiento crítico. Solo promoviendo la transparencia, la objetividad y el debate abierto podemos construir una sociedad informada y democrática.

En última instancia, la juventud actual posee un potencial inmenso para convertirse en una fuerza transformadora que impulse el bien en el mundo. No obstante, para que puedan alcanzar este potencial, es vital proporcionarles las herramientas necesarias para discernir la verdad y resistir la manipulación. Al fomentar una cultura de honestidad intelectual y discernimiento crítico, podemos fortalecer a la próxima generación, preparándola para asumir el papel de líderes informados y ciudadanos responsables en un mundo cada vez más complejo y desafiante.

Cuando escucho que «los jóvenes son el futuro», no puedo evitar reír ante semejante simplificación. Para que esto sea cierto, ellos deben desear ser ese futuro. No basta con ser jóvenes; es su voluntad y preparación lo que definirá su impacto en el porvenir.

Deja un comentario