La vida es corta, pero a menudo nos parece eterna en su rutina diaria. Es fácil perderse en la monotonía y olvidar nuestros sueños y aspiraciones. Sin embargo, la verdad es que todos tenemos sueños, aunque a veces los dejamos en segundo plano.
¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué dejamos que la vida nos consuma, en lugar de perseguir lo que realmente queremos? Quizás sea porque la idea de perseguir nuestros sueños parece aterradora, como si estuviéramos destinados a fracasar.
En realidad, si podemos imaginar algo, se puede lograr. Piensa en un ordenador. Cuando alguien te lo mostró por primera vez, quizás pensaste que era solo una máquina. No obstante, es mucho más que eso. Es la materialización de un pensamiento, de alguien que soñó con la posibilidad de tener una máquina que pudiera procesar información y realizar tareas complejas. Y luego, alguien trabajó duro para hacer ese sueño realidad.
Así que, ¿por qué no perseguir nuestros sueños con un plan? No importa cuán grande o pequeño sea nuestro objetivo, siempre podemos hacer algo para acercarnos a él. Tal vez sea necesario adquirir nuevas habilidades, hacer contactos importantes, ahorrar dinero, o simplemente tener fe en nosotros mismos. Pero si lo queremos lo suficiente, encontraremos una manera de hacerlo.
La realización de nuestros sueños no sucederá de la noche a la mañana, pero cada pequeño paso que demos nos acercará un poco más. Y cuando finalmente logremos ese sueño, la sensación de logro será indescriptible. El sentimiento de saber que lo logramos gracias a nuestro esfuerzo y perseverancia, es una sensación única y maravillosa.
Entonces, aquí está mi consejo para ustedes hoy: no dejes que tus sueños se queden en segundo plano. Toma medidas y haz un plan para alcanzarlos. Y recuerda, si puedes imaginarlo, puedes lograrlo. Así que, persigue tus sueños, trabaja duro, y nunca dejes de creer en ti mismo. La vida es demasiado corta para dejar pasar las oportunidades de cumplir tus sueños.