La educación especial: una perspectiva sociológica, psicológica y cultural. Medidas para su recuperación

La iniciativa del gobierno español en marzo pasado de otorgar una ayuda de 400 euros a estudiantes con discapacidad igual o superior al 33% es una acción encomiable que busca aliviar las dificultades económicas adicionales que enfrentan estos estudiantes en su proceso educativo. Sin embargo, esta medida deja fuera a una parte importante de la población estudiantil con discapacidad: aquellos que están escolarizados en centros de Educación Especial, un total de 40,000 alumnos en España. Estos estudiantes requieren una atención muy especializada debido a sus trastornos graves o plurideficencias, y es preocupante que la nueva ley de becas al estudio para el próximo curso no los mencione.

Es cierto que la Ley dedica un capítulo a las ayudas al estudio y subsidios para el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo, pero omite mencionar los niveles EBO[1] ni las aulas de TVA[2], que son los proyectos educativos que se imparten en centros de Educación Especial. Esta ausencia supone ignorar una modalidad educativa que tiene una tradición de décadas en España y a los miles de menores con discapacidad que estudian en Educación Especial.

El Consejo Español para Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) ha solicitado una modificación de la ley para que haga mención expresa a los grados de Educación Especial. Y es que el «trasvase» de la Educación Especial a la Educación Ordinaria, fijado por la Ley Celaá, es un riesgo para la supervivencia de la enseñanza especial y el gobierno debería tomar medidas para protegerla.[3]

La política de inclusión educativa que busca el Ministerio de Educación, que lleva a la disolución del sistema educativo especial y a la transferencia de los alumnos con discapacidad a la educación ordinaria, es un movimiento peligroso que afecta a los derechos de los estudiantes con discapacidad y su inclusión educativa. El gobierno español no debe debilitar la educación especial, sino invertir en ella para garantizar la igualdad de oportunidades. Además, el gobierno debería abordar la eliminación de barreras arquitectónicas y pedagógicas que limitan la inclusión de los estudiantes con discapacidad en la educación ordinaria, en lugar de promover la eliminación de la educación especial.

La educación especial es una rama de la educación que se centra en atender a estudiantes con necesidades educativas especiales. Su origen se remonta a la década de 1920, cuando se comenzaron a crear escuelas específicas para estudiantes con discapacidades físicas y mentales. Desde entonces, ha evolucionado para incluir a estudiantes con diversas necesidades, como trastornos del espectro autista, trastornos emocionales y del comportamiento, y dificultades de aprendizaje. El objetivo de la educación especial es brindar una educación inclusiva y equitativa que permita a los estudiantes alcanzar su máximo potencial y participar plenamente en la sociedad.

Desde una perspectiva sociológica, la educación especial puede ser vista como una forma de inclusión social y justicia educativa. Según Luhmann (2000), la educación es un sistema social que desempeña una función crucial en la integración social.[4] La educación especial puede ser vista como un medio para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad y oportunidades equitativas. Además, la educación especial puede ayudar a reducir la discriminación y la exclusión social de los estudiantes con necesidades educativas especiales.

Desde una consideración psicológica, la educación especial puede ser considerada como una forma de apoyo y atención personalizada. Los estudiantes con necesidades educativas especiales pueden requerir enfoques de enseñanza y apoyo específicos para lograr el éxito académico. De acuerdo con Vygotsky (1978), la educación es un proceso de mediación, en el que el aprendizaje se produce a través de la interacción entre el estudiante y su entorno.[5] La educación especial puede proporcionar un entorno de aprendizaje adecuado y apoyo individualizado para que los estudiantes puedan alcanzar su máximo potencial.

Desde una posición cultural, la educación especial puede ser vista como un medio para promover la diversidad y la inclusión cultural. Los estudiantes con necesidades educativas especiales pueden provenir de diversos orígenes culturales y étnicos, y la educación especial puede ser un medio para apoyar su identidad cultural y promover la diversidad en el aula. Según Banks (2006), la educación multicultural tiene como objetivo promover la comprensión y el respeto por la diversidad cultural y étnica.[6] La educación especial puede ser vista como una forma de educación multicultural que fomenta la inclusión y la celebración de la diversidad.

En términos generales, los niños que necesitan educación especial tienen necesidades únicas y requieren un enfoque personalizado para el aprendizaje. Esto puede incluir adaptaciones curriculares, modificaciones en la enseñanza y en los materiales educativos, y la inclusión de servicios terapéuticos, entre otras cosas. Es importante que las políticas y prácticas educativas estén diseñadas para satisfacer estas necesidades y proporcionar una educación de alta calidad para todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades o discapacidades.

A continuación, propongo10 medidas que podrían ayudar a recuperar la educación especial:

  1. Garantizar la continuidad de los centros de educación especial, y mejorar su calidad y recursos, en lugar de eliminarlos gradualmente.
  1. Asegurar que la opinión de los padres y tutores sea un factor clave en la decisión de escolarización de sus hijos, y que se tenga en cuenta la opinión de los expertos en la materia.
  1. Ofrecer a los alumnos con discapacidad una educación individualizada y personalizada, con apoyo especializado, espacios adaptados y aulas con pocos alumnos.
  1. Reconocer que la inclusión educativa no significa tratar a todos los alumnos de la misma manera, sino adaptar el enfoque educativo a las necesidades individuales de cada alumno.
  1. Establecer programas de formación para el personal docente y los profesionales de la educación especial, para que puedan ofrecer una atención de calidad a los alumnos con discapacidad.
  1. Mejorar la accesibilidad y la infraestructura en los centros educativos ordinarios para hacerlos más inclusivos para los estudiantes con discapacidad.
  1. Fomentar la colaboración entre los centros de educación especial y los centros educativos ordinarios para intercambiar buenas prácticas y recursos.
  1. Proporcionar apoyo emocional y psicológico tanto a los estudiantes con discapacidad como a sus familias.
  1. Garantizar la igualdad de oportunidades para los estudiantes con discapacidad en cuanto a la educación, el empleo y la participación en la sociedad.
  1. Asegurarse de que la educación especial se considere una parte integral del sistema educativo, y no una opción secundaria o de último recurso.

[1] En algunos sistemas educativos, los niveles EBO se utilizan para describir el nivel de desarrollo de los estudiantes con discapacidades en tres áreas importantes: habilidades de la vida diaria, habilidades funcionales y habilidades cognitivas. EBO son las siglas de «Entrada», «Básico» y «Optimal» (óptimo en español).  Nivel de Entrada (E): este es el nivel más bajo y se refiere a las habilidades mínimas que un estudiante debe tener para funcionar en su entorno. Este nivel a menudo se describe como el nivel de habilidades de pre-requisito. Nivel Básico (B): este nivel se refiere a habilidades funcionales y cognitivas que son necesarias para cumplir con las expectativas académicas y sociales en el aula. Nivel Óptimo (O): este nivel se refiere a habilidades que permiten a los estudiantes funcionar de manera independiente y eficiente en la sociedad, incluyendo habilidades de la vida diaria, habilidades laborales y habilidades sociales.

[2] En el ámbito de la educación, TVA significa Trastornos del Aprendizaje, y las aulas de TVA son entornos educativos específicamente diseñados para atender a estudiantes que presentan dificultades o trastornos del aprendizaje, como la dislexia, la discalculia, la disgrafía, el TDAH, entre otros. Las aulas de TVA suelen ser espacios en los que se trabaja en grupos reducidos, con un enfoque pedagógico y metodológico adaptado a las necesidades de cada estudiante. Estos entornos suelen contar con profesionales especializados en el campo de los trastornos del aprendizaje, que pueden ofrecer atención personalizada a cada estudiante.

[3]Sáenz, A. (2021) <<Los peligros de la Ley Celaá para la Educación Especial>>.ABC. https://www.abc.es/sociedad/abci-peligros-celaa-educacion-especial-202105312050_noticia.html

[4] Luhmann, N. (2000) <<The reality of the mass media>>. Stanford University Press.

[5] Vygotsky, L. S. (1978) <<Mind in society: The development of higher psychological processes>>. Harvard University Press.

[6] Banks, J. A. (2006) <<Cultural diversity and education: Foundations, curriculum, and teaching>>. Pearson.

  1 comentario para “La educación especial: una perspectiva sociológica, psicológica y cultural. Medidas para su recuperación

  1. Manuel
    11 abril, 2023 en 10:13 pm

    La educación especial necesita más medios, más profesionales para trabajar mejor y sacar mayores resultados y recuperar personas para adaptarlas a la sociedad.

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