El control del suministro de energía en todo el mundo es un tema altamente significativo en la agenda global, y en este sentido, es necesario analizar a los actores clave que desempeñan roles en el dominio energético global. Investigadores como Cherp y Jewell (2014) señalan que los actores relevantes en el sector energético son los gobiernos, las empresas energéticas y los consumidores.[1] Además, las organizaciones ambientales también tienen un papel destacado en la agenda energética global, especialmente en la promoción de energías renovables y la reducción de emisiones contaminantes. La influencia que ejercen se debe en mayor medida a su capacidad para movilizar y generar atención en los medios, en lugar de depender únicamente de su fuerza real.
En este contexto, las empresas privadas tienen un papel fundamental en la industria energética global, y a menudo son tan poderosas como los actores estatales. Investigadores como Mitchell et al. (2020) destacan la importancia de las empresas privadas en el sector energético y cómo su influencia se extiende desde la extracción y producción hasta la distribución y comercialización de energía. Por ejemplo, ExxonMobil[2], Shell[3] y BP[4] son algunas de las empresas energéticas más grandes del mundo, y su impacto en la economía y política global es innegable.[5]
Por otro lado, los agentes gubernamentales también tienen una influencia significativa en la industria energética global. Autores como Sovacool y Dworkin (2014) afirman que los gobiernos desempeñan un papel fundamental en la promoción de políticas energéticas sostenibles y en la toma de decisiones relacionadas con la energía. Los líderes gubernamentales deben considerar al menos tres categorías de intereses al tomar decisiones en el sector energético: intereses económicos, intereses políticos internacionales e intereses ambientales.[6]
Es importante destacar que empresas estatales no occidentales también desafían la hegemonía de las grandes empresas petroleras multinacionales en actividades de refinación, transporte y ventas globales. Investigadores como Kagan y Smith (2017) indican que empresas energéticas estatales como Gazprom[7], Petrobras[8] y China National Petroleum Corporation[9] tienen un impacto significativo en el mercado energético global, especialmente en términos de producción y distribución de gas y petróleo.[10]
En síntesis, los actores clave en el sector energético internacional incluyen empresas privadas, actores estatales y organizaciones ambientales. Sin embargo, la pregunta de quién realmente controla la energía mundial sigue siendo una pregunta sin una respuesta clara y requiere un análisis más profundo.
Siguiendo esta línea, en los últimos años se ha observado la aparición de nuevos actores en el sector energético global, principalmente en el campo de las energías renovables. Empresas como Tesla[11], líder en la fabricación de vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energía, han demostrado una gran capacidad para innovar en el campo de la energía sostenible.
Asimismo, empresas como NextEra Energy[12], una empresa estadounidense especializada en generación de energía renovable, se han convertido en líderes mundiales en el desarrollo de parques eólicos y solares. Además de esto, empresas chinas como State Grid[13] y China National Nuclear[14] también se han unido al sector, invirtiendo fuertemente en tecnologías limpias.
Asimismo, empresas tecnológicas como Google[15] y Amazon[16]están invirtiendo en energía renovable para satisfacer sus necesidades energéticas y reducir su impacto ambiental. En general, se espera que la innovación tecnológica y la implantación de tecnologías sostenibles por parte de nuevos actores en el panorama energético global sigan transformando el escenario energético mundial en los próximos años.
Desde una perspectiva económica, es posible que las empresas tecnológicas desplacen a las empresas del sector energético tradicional, especialmente si las primeras logran una mayor eficiencia energética y una producción de energía más limpia y rentable. Sin embargo, la transformación del sector energético es un proceso complejo que implica múltiples factores, como la política energética, la inversión en I+D y la infraestructura energética existente.
En términos políticos, la adopción de tecnologías limpias por parte de empresas tecnológicas como Google y Amazon ha sido impulsada en parte por políticas gubernamentales que promueven la energía renovable y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Según el Acuerdo de París[17], los países deben trabajar para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, lo que requiere una transición a un sistema energético más limpio y sostenible. Por lo tanto, la política energética juega un papel importante en la transformación del sector energético al proporcionar un marco para el desarrollo de fuentes de energía limpias y sostenibles, fomentar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y promover el uso de prácticas energéticamente eficientes.
Las políticas energéticas también pueden incentivar las inversiones en infraestructura de energía renovable y apoyar la integración de fuentes de energía renovable en la red eléctrica. Además, las políticas energéticas pueden ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los impactos del cambio climático mediante el establecimiento de objetivos para reducir las emisiones y promover la adopción de tecnologías de energía baja en carbono.[18] Como tal, la política energética es una herramienta crítica para impulsar la transición hacia un futuro energético más sostenible y seguro.
Las empresas que adopten estrategias empresariales centradas en el futuro podrán recibir apoyo de los gobiernos a través de regulaciones e incentivos, y contarán con el respaldo de una gran cantidad de personas que apoyarán estas iniciativas, ya sea de forma consciente o no. En esta línea, es importante considerar el papel que juegan los consumidores en la demanda de energía limpia y la presión que pueden ejercer en las empresas para que adopten prácticas más sostenibles. Se ha demostrado que los consumidores están dispuestos a pagar más por productos y servicios que sean más sostenibles. Por lo tanto, las empresas que adopten prácticas más sostenibles pueden tener una ventaja competitiva en el mercado.[19]
Desde una perspectiva psicológica, la adopción de tecnologías limpias por parte de empresas tecnológicas puede ser vista como una forma de reducir la disonancia cognitiva que puede surgir cuando sus prácticas no coinciden con sus valores ambientales.[20] Es decir, cuando las empresas tecnológicas tienen una imagen pública de ser innovadoras y socialmente responsables, pero al mismo tiempo utilizan grandes cantidades de energía no renovable, pueden experimentar una incomodidad psicológica que los lleva a adoptar prácticas más sostenibles para reducir esta disonancia.
En consecuencia, aunque es posible que empresas tecnológicas como Google y Amazon desplacen a las tradicionales en el sector energético, esto dependerá de una interacción compleja entre diversos factores sociopolíticos y psicológicos. Es necesario que existan políticas públicas y regulaciones gubernamentales que promuevan la adopción de tecnologías limpias, así como una demanda por parte de los consumidores que presione a las empresas a adoptar prácticas más sostenibles.
[1] Cherp, A., & Jewell, J. (2014) <<The concept of energy security: Beyond the four As>>. Energy Policy, 75, 415-421.
[2] ExxonMobil: es una empresa petrolera y de gas estadounidense y es considerada una de las mayores compañías petroleras del mundo.
[3] Royal Dutch Shell: es una compañía anglo-holandesa que se dedica a la exploración, producción y refinación de petróleo y gas.
[4]BP (British Petroleum): es una compañía británica que se dedica a la exploración y producción de petróleo y gas.
[5] Mitchell, C., Mallett, A., Van de Graaf, T., & Andrews-Speed, P. (2020) <<Handbook of the International Political Economy of Energy and Natural Resources>>. Edward Elgar Publishing.
[6] Sovacool, B. K., & Dworkin, M. H. (2014) <<Energy justice: Conceptual insights and practical applications>>. Applied Energy, 119, 166-171.
[7]Gazprom: es una compañía rusa que se dedica a la exploración, producción y venta de gas natural.
[8] Petrobras: es una empresa petrolera brasileña que se dedica a la exploración, producción, refinación, transporte y comercialización de petróleo y gas natural, así como a la generación de energía eléctrica. La empresa es una de las mayores productoras de petróleo y gas en el mundo y juega un papel importante en la economía de Brasil.
[9] China National Petroleum Corporation (CNPC): es una empresa estatal china que se dedica a la exploración, producción y venta de petróleo y gas.
[10] Kagan, R. A., & Smith, J. (2017) <<State-owned enterprises as actors in global energy>>. Energy Strategy Reviews, 16, 53-58.
[11] Tesla es una empresa que se dedica a la fabricación de vehículos eléctricos y también ha incursionado en el sector energético a través de la producción de baterías de almacenamiento de energía y la instalación de paneles solares en hogares y empresas a través de su subsidiaria SolarCity.
[12] NextEra Energy: es una empresa estadounidense especializada en la generación de energía a partir de fuentes renovables, como la energía solar y la energía eólica. La empresa se dedica a la construcción y operación de parques eólicos y solares en todo el mundo, y es considerada uno de los mayores productores de energía renovable de Estados Unidos
[13] State Grid es una empresa estatal china que se dedica principalmente a la transmisión y distribución de energía eléctrica. Es la compañía eléctrica más grande del mundo en términos de ingresos y de la cantidad de consumidores a los que suministra energía. Además de sus operaciones en China, State Grid también tiene presencia en otros países como Brasil, Portugal, Filipinas, Australia e Italia.
[14] China National Nuclear Corporation (CNNC): es una empresa estatal de China que se dedica principalmente al desarrollo de tecnologías nucleares y a la construcción y operación de centrales nucleares en el país. Además de la energía nuclear, la empresa también se dedica a la investigación y el desarrollo de tecnologías relacionadas con la energía renovable, como la energía solar y eólica, así como a la producción y venta de radioisótopos y productos químicos nucleares.
[15] Google ha sido uno de los mayores compradores corporativos de energía renovable y ha invertido en proyectos de energía renovable en todo el mundo, incluyendo en Europa, Asia y América del Norte. Además, ha desarrollado tecnologías para mejorar la eficiencia energética en sus centros de datos y ha promovido prácticas sostenibles en sus operaciones empresariales. También ha financiado investigaciones y proyectos que buscan innovar en el campo de la energía limpia.
[16] Amazon, como empresa enfocada principalmente en el comercio electrónico, no tiene una presencia significativa en el sector energético. Sin embargo, la empresa ha establecido objetivos ambiciosos de sostenibilidad y energía renovable para su propia operación. En septiembre de 2019, Amazon anunció que se había comprometido a alcanzar cero emisiones de carbono para 2040 y que planeaba ser 100% alimentado con energía renovable para 2030, a través de la instalación de parques solares y eólicos en todo el mundo.
[17] El Acuerdo de París es un acuerdo internacional sobre el cambio climático, adoptado en París en 2015 durante la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). El objetivo del acuerdo es limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C respecto a los niveles preindustriales, y hacer esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura a 1.5°C, con el fin de reducir los impactos del cambio climático.
[18] Markard, J., Rosenbloom, D., & Amanatidou, E. (2012) <<On the future of the innovation journey: Anticipating and navigating discontinuous technological change through interactive innovation>>. Research Policy, 41(10), 1697-1706.
[19] Brammer, S., Hoejmose, S., & Marchant, K. (2012) <<Environmental management in SMEs in the UK: practices, pressures and perceived benefits>>. Business Strategy and the Environment, 21(7), 423-434.
[20] Festinger, L. (1957) <<A theory of cognitive dissonance>>. Stanford University Press.