Es comprensible que muchos se cuestionen cómo es posible que la ciudadanía muestre una actitud de pasividad ante los efectos perjudiciales de las decisiones políticas, que han sido tomadas sin el debido cuidado y planificación durante un largo período de tiempo. Esta situación puede generar sentimientos de frustración e impotencia en aquellos que anhelan un cambio positivo en su entorno social y político. Es importante comprender que la falta de acción por parte de algunos individuos puede ser una respuesta defensiva ante un escenario que les resulta abrumador e incontrolable.
Desde una perspectiva psicológica, una posible explicación es el concepto de indefensión aprendida. Esta teoría sugiere que cuando las personas experimentan repetidamente eventos o situaciones negativas que perciben como incontrolables, pueden desarrollar un sentido de impotencia y una creencia de que son incapaces de afectar el cambio.[1] En el contexto del gobierno y la política, los ciudadanos que se sienten desprotegidos o desilusionados con el sistema político pueden volverse pasivos y apáticos hacia la política, ya que sienten que sus acciones u opiniones no harán la diferencia.
Otro factor psicológico que puede contribuir a la pasividad es la disonancia cognitiva. Esto ocurre cuando las personas mantienen creencias o valores contradictorios que causan malestar psicológico, que pueden resolver cambiando sus actitudes o comportamiento.[2] En el contexto de la política, los ciudadanos que tienen ciertas creencias o valores pueden encontrarse en una situación en la que apoyan a un gobierno que no se alinea con esos valores. Esto puede causar disonancia cognitiva, lo que puede llevar a algunos ciudadanos a evitar la participación o racionalizar su apoyo al gobierno a pesar de sus creencias contradictorias.
Desde una perspectiva sociológica, la pasividad hacia la política puede estar influenciada por factores estructurales como la desigualdad social, la pobreza y la falta de acceso a la educación o información.[3] Los ciudadanos que son marginados o desfavorecidos pueden ser menos propensos a participar en la política o sentir que sus voces no son escuchadas o valoradas. Además, los ciudadanos que no son parte de redes sociales o grupos políticamente activos pueden ser menos propensos a involucrarse en la política, ya que carecen del apoyo social y los recursos que pueden facilitar la participación política.[4]
En general, la pasividad hacia la política y el gobierno puede tener raíces psicológicas y sociológicas complejas, y puede ser influenciada por una variedad de factores individuales y contextuales.
[1] Maier, J., & Scherer, S. (2019) <<Learned Helplessness>> En Encyclopedia of Personality and Individual Differences (pp. 1-5). Springer, Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-319-28099-8_1840-1
[2] Festinger, L. (1957) <<A theory of cognitive dissonance>> Stanford university press.
[3] Verba, S., Schlozman, K. L., & Brady, H. E. (1995) <<Voice and equality: Civic voluntarism in American politics>>. Harvard University Press.
[4] Putnam, R. D. (2000) <<Bowling alone: The collapse and revival of American community>> Simon and Schuster.