La transición energética de España

La transición hacia una economía sostenible por medio de la energía renovable y la eficiencia energética sin comprometer a las generaciones futuras en satisfacer sus necesidades será una realidad. Sin embargo, no en el tiempo y en los términos que los ciudadanos piensan.

Si bien el objetivo final de la transición energética es la abolición del carbón, la energía nuclear y otros recursos no renovables de modo que el mix aplicado esté únicamente compuesto de energías renovables, es evidente que se trata de una empresa de dimensiones titánicas cuyos resultados no serán inmediatos. El nuevo marco regulador de la Comisión Europea incluye un objetivo vinculante de las energías renovables de la UE para 2030[1], aunque no significa que se alcance la meta para esa fecha.

La realidad es que el petróleo es químicamente complejo no solo refinándose en gasolina, keroseno o aceite de motor sino que los petroquímicos son sustancias químicas derivadas del petróleo, y usados como los elementos básicos de producción para una variada gama de productos comerciales que abarca desde bolsas plásticas a chalecos antibalas.

Los combustibles fósiles están detrás de gran parte del desarrollo industrial de la sociedad moderna. Casi todos los plásticos, polímeros, tintas, fertilizantes y pesticidas están hechos a partir de petroquímicos, y todos esos productos se transportan en camiones, trenes, barcos y aviones. Por tanto, cuando observamos nuestro hogar o despacho es difícil encontrar algo que no esté relacionado con combustibles fósiles. En esta línea, la omnipresencia de esta fuente de energía primaria en nuestra vida sugiere que la revolución verde será muy lenta.[2]

El diagnóstico de los expertos es que la situación energética en España es insostenible. En la actualidad, el 83% de la energía depende del exterior, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentaron un 4,5% el año pasado y, mientras tanto, sigue el parón en la instalación de nueva potencia renovable (que dura desde el 2013), fruto de la nula apuesta de los anteriores gobiernos por estas tecnologías.[3] En esta línea se puede afirmar que desde la perspectiva de política pública, España se enfrenta a un cambio drástico.

Los estudiosos del tema conocen perfectamente esta situación. Por este motivo los libros relacionados con la energía suelen ser intencionadamente densos y técnicos, limitándose únicamente a examinar los aspectos económicos, científicos y políticos de la energía, sin explicar lo que significan estos cambios en la vida de los ciudadanos en el sentido más práctico y personal.[4]

La energía es un proceso dentro de un sistema, ya sea un organismo vivo o una sociedad que requiere de una compleja infraestructura técnica incrustada en el medio ambiente biofísico para extraer y producir la energía, que circula en la sociedad establecida. Esta construcción tecnológica es la columna vertebral de cualquier sociedad compuesta de redes de técnicas repartidas por el mundo más allá de las fronteras nacionales, reticulada en la estructura social que requiere para el crecimiento y funcionamiento de la energía lo que estas redes producen, concentran y distribuyen. Por este motivo, lo que importa no es la energía sino la infraestructura técnica que produce energía dentro de una organización social y económica.

Energía sólo nombra el flujo que se produce y circula en este sistema, que alimenta y activa esta red. Por lo tanto la transición de la energía es una conversión de la infraestructura técnica de las sociedades industriales avanzadas: implica una transformación de los sistemas sociales y económicos. También supone una conversión de las redes técnicas alrededor del mundo, que aprovechan el entorno biofísico de las naciones que viven de la extracción de sus recursos naturales por las naciones extranjeras. Esto es obvio, pero resulta que la transición de energía es necesariamente un proceso largo y complejo que se extiende más allá del cambio climático.[5]

Ante esta situación me planteo, ¿cuál será el futuro de la energía y su transición hacia una economía renovable? A mi juicio la solución dependerá de tres factores esenciales que parecen las tendencias futuras.  El primer factor es la energía solar que ya está alcanzando la paridad de la red en algunos países, en otras palabras, la capacidad para competir en igualdad de condiciones con las fuentes convencionales de generación.[6] En el caso de Europa, algunos estudios indican que Alemania, Italia y España han alcanzado paridad de red completa, asegurándose de que la energía solar ahora es económicamente viable.[7]

El segundo factor, aunque no está al nivel de la energía solar, pero si se desarrolla una política pública firme y ambiciosa el almacenamiento energético podría convertirse en un pilar importante de la transición energética. La red eléctrica es esencial para la vida moderna por lo que la economía global y la seguridad nacional precisan de ella. Los ciudadanos de todas las procedencias tanto en su  hogar como en el trabajo dependen de la red para satisfacer sus servicios. En muchas ocasiones estos servicios se dan por hecho y cuando el sistema deja de funcionar, se genera una profunda crisis.

Hoy día la red eléctrica está sufriendo una transformación sin precedentes mientras se expande en el siglo XXI. Nuevos recursos de abastecimiento, incluyendo las fuentes de energía variable y distribuida  están ganando terreno sobre los recursos más centralizados y menos flexibles, como centrales eléctricas de carbón. Las tecnologías digitales están reduciendo el costo de agregación e integración de dichos recursos; también están abriendo nuevas oportunidades para manejar la demanda.[8] En esta línea, la red de almacenamiento a gran escala es fundamental porque tiene el potencial de hacer la transición energética más fácil, rápida y económica al que sería en caso contrario.[9]

El último factor es la eficiencia energética que es clave para asegurar un sistema de energía seguro, fiable, asequible y sostenible para el futuro. Es un recurso de energía que cada país posee en abundancia y es la manera más rápida y menos costosa de hacer frente a la seguridad energética, desafíos ambientales y económicos.[10] España ocupa el puesto 22 de los 111 países analizados en cuanto a su comportamiento en eficiencia energética se refiere, según el informe RISE (Regulatory Indicators for Sustainable  Energy) elaborado por el Banco Mundial.[11] En este informe se refleja de forma jerarquizada el posicionamiento de los distintos países en lo referente al acceso de la energía, la apuesta por las energías renovables y la eficiencia energética. Esto significa que todavía queda mucho por hacer. Sin embargo, en el mismo informe en el apartado de planificación de eficiencia energética nacional obtiene una calificación de 92 demostrando que teóricamente España tiene una perspectiva muy clara de cuál debe ser el camino a seguir. No obstante, cuando observamos la calificación para lo que denominan como incentivos y mandatos en el sector público la valoración es de 50, evidenciando que quizás la política pública no va a la par con la planificación. En cualquier caso, todo parece indicar que estas cuestiones se van a subsanar.

Por último aunque el escenario español actual es de gran dependencia energética, es idóneo para avanzar en la conversión de la infraestructura técnica de España aunque siendo muy conscientes de que el cambio no será a corto plazo. Será más bien una revolución verde lenta pues implica la transformación radical del mecanismo por el que se toman las decisiones y a través del cual se producen y manejan los recursos de la economía.

[1] http://europa.eu/rapid/press-release_STATEMENT-18-4155_en.htm
[2] https://actualidad.rt.com/sociedad/view/133059-productos-cotidianos-usar-petroleo
[3] https://www.lavanguardia.com/natural/20180615/45103613829/los-diez-pilares-de-la-transicion-energetica-en-espana.html
[4] Little, A.: (2009) “Power trip. From oil wells to solar cells – Our ride to the renewable future”. Harper Collins Publishers.
[5] Rieu, A-M, (2015) Energy transition: concept/project. https://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-01213204
[6] Motyka, M.; Given, G.: (2015) “Journey to grid parity. Three converging forces provide a tailwind for US renewable power”. Deloitte Center for Energy Solutions.
[7] Ryan, A.: (2014) “Solar energy achieves grid parity in Germany, Italy and Spain”. The Climate Group. London. March 24.  https://www.theclimategroup.org/what-we-do/news-and-blogs/solar-energy-achieves-grid-parity-in-germany-italy-and-spain
[8] Hart, D.H.; Bonvillian, W; Austin, N.: (2018) “Energy Storage for the Grid: Policy Options for Sustaining Innovation”. An MIT Energy Initiative Working Paper April 2018 https://www.google.com/search?q=utility-scale+energy+storage+2018&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b-ab
[9] Braff, W.; Mueller, J.; Trancik, J.: (2016) “Value of Storage Technologies for Wind and Solar Energy”, Nature Climate Change 6:964-969 (2016).
[10] https://www.iea.org/topics/energyefficiency/%5B11%5D http://rise.worldbank.org/scores

 

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