
En estos tiempos tumultuosos, la sociedad se ve asolada por una crisis de integridad y moralidad, cuyos estragos son palpables en la clase política. La degeneración del ser humano se manifiesta de manera flagrante cuando la corrupción y el egoísmo campante infectan las instituciones que, en teoría, deberían erigirse como bastiones de los más altos…








