Anorexia nerviosa: Perspectiva psicológica y tratamiento integral

La anorexia es un trastorno psicológico que se manifiesta principalmente a través de una obsesión por la delgadez y una distorsión de la imagen corporal. Se caracteriza por una restricción severa de la ingesta de alimentos, lo que conduce a un peso corporal significativamente por debajo de lo esperado para la edad y la altura de la persona. Además, existe un miedo intenso a ganar peso, una preocupación excesiva por la forma y el tamaño del cuerpo, y una autoevaluación negativa basada en el peso y la apariencia física.

Desde la perspectiva psicológica, la anorexia se considera un trastorno complejo que implica múltiples factores psicológicos, sociales y culturales. Según el modelo biopsicosocial, factores biológicos, como la genética y los desequilibrios químicos en el cerebro, interactúan con factores psicológicos, como la baja autoestima, el perfeccionismo y la necesidad de control, así como con factores sociales, como los ideales de belleza y los mensajes culturales sobre el cuerpo y la apariencia física.

Varios autores han investigado y teorizado sobre la anorexia desde una perspectiva psicológica. Por ejemplo, Bruch (1974) propuso que la anorexia es una manifestación de un conflicto emocional subyacente y una falta de autoafirmación en la vida de la persona. En su enfoque psicodinámico, Bruch enfatizó la importancia de comprender las dinámicas emocionales y las experiencias tempranas en el desarrollo de la anorexia.[1]

Otro enfoque importante en el estudio de la anorexia es la teoría cognitiva. De acuerdo con esta perspectiva, las distorsiones cognitivas relacionadas con la comida, el peso y la imagen corporal desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del trastorno. Investigadores como Garner (1997) han destacado la presencia de creencias irracionales y esquemas cognitivos negativos en las personas con anorexia, lo que contribuye a la perpetuación de los comportamientos restrictivos y la insatisfacción corporal.[2]

Un ejemplo concreto de la influencia psicológica en la anorexia es la denominada «distorsión de la imagen corporal». Las personas con anorexia a menudo experimentan una imagen distorsionada de su propio cuerpo, percibiéndose como más grandes de lo que realmente son. Esto puede llevar a actitudes de restricción alimentaria y una búsqueda obsesiva de la delgadez extrema.

En síntesis, la anorexia es un trastorno psicológico complejo que implica factores biopsicosociales. Las teorías psicológicas, como el enfoque psicodinámico y la teoría cognitiva, han proporcionado una base para comprender los aspectos psicológicos subyacentes de la anorexia. Estos enfoques han destacado la importancia de las emociones, las experiencias tempranas, las distorsiones cognitivas y la imagen corporal en el desarrollo y mantenimiento del trastorno.

Un ejemplo adicional que ilustra la perspectiva psicológica en el estudio de la anorexia es la teoría del refuerzo social. Esta teoría sostiene que las interacciones sociales y el entorno social desempeñan un papel significativo en el desarrollo y mantenimiento del trastorno. Por ejemplo, las presiones sociales y los mensajes culturales sobre la belleza y la delgadez pueden influir en la percepción distorsionada de la imagen corporal y promover conductas restrictivas en las personas con anorexia.

Además, la teoría del apego ha sido aplicada en el estudio de la anorexia, sugiriendo que las dificultades en las relaciones de apego tempranas pueden contribuir al desarrollo del trastorno. Expertos como Treasure y Schmidt (2013) han explorado cómo los patrones de apego inseguro y la falta de apoyo emocional pueden influir en la búsqueda de control a través de la restricción alimentaria en las personas con anorexia.[3]

En resumen, desde el punto de vista psicológico, la anorexia es considerada como un trastorno complejo que implica la interacción de múltiples factores biopsicosociales. Diversas teorías psicológicas, tales como el enfoque psicodinámico, la teoría cognitiva, la teoría del refuerzo social y la teoría del apego, han aportado fundamentos teóricos para comprender los aspectos psicológicos subyacentes de la anorexia. Estas teorías resaltan la importancia de los aspectos emocionales, cognitivos, sociales y de relación en el desarrollo y mantenimiento del trastorno.

En cuanto al tratamiento, la anorexia nerviosa es un trastorno alimentario complejo que requiere un enfoque integral en su tratamiento desde la perspectiva de la administración pública, política pública y planificación sanitaria. En este sentido, diversos autores han abordado esta temática y ofrecido enfoques efectivos para el manejo de esta enfermedad.

Un enfoque clave en el tratamiento de la anorexia nerviosa es la atención multidisciplinaria, que implica a diferentes profesionales de la salud, como médicos, psicólogos, nutricionistas y trabajadores sociales. Esta colaboración interdisciplinaria permite abordar los aspectos médicos, psicológicos y sociales de la enfermedad, brindando un tratamiento integral y personalizado a cada paciente.

El tratamiento de la anorexia nerviosa generalmente se basa en dos componentes principales: la restauración del peso corporal saludable y la terapia psicológica. La restauración del peso corporal se logra a través de la supervisión médica y nutricional, donde se establecen pautas de alimentación y se monitorea el progreso del paciente. Además, se trabaja en la modificación de los pensamientos y comportamientos relacionados con la alimentación y la imagen corporal a través de la terapia psicológica.[4]

En la terapia psicológica, se utilizan diferentes enfoques, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), la terapia familiar y la terapia de grupo. La TCC se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos y distorsionados asociados con la alimentación y la imagen corporal. La terapia familiar juega un papel importante en el tratamiento de adolescentes con anorexia nerviosa, ya que incluye a los miembros de la familia en el proceso de recuperación. La terapia de grupo proporciona un espacio seguro para que los individuos compartan experiencias y brinden apoyo mutuo.[5]

Además de la atención clínica, es fundamental considerar aspectos de política pública y planificación sanitaria para garantizar el acceso equitativo y oportuno a los servicios de tratamiento. Esto implica la implantación de políticas y programas que promuevan la detección temprana, la capacitación de profesionales de la salud en el reconocimiento de los signos y síntomas de la anorexia nerviosa, y la disponibilidad de servicios de atención especializada en diferentes niveles de atención.[6]

A continuación, propongo 10 medidas que pueden ayudar a los familiares a brindar apoyo más efectivo:

  1. Educa a ti mismo/a: Obtén información sobre la anorexia, sus síntomas, causas y tratamientos. Comprender mejor la enfermedad te ayudará a brindar un apoyo más efectivo.
  1. Mantén una comunicación abierta y empática: Escucha activamente a tu familiar o amigo, mostrando comprensión y empatía hacia sus experiencias y sentimientos. Evita juzgar o criticar, y brinda un espacio seguro para que puedan expresarse.
  1. Ofrece tu apoyo incondicional: Hazle saber a tu ser querido que estás ahí para él/ella en cada etapa de su recuperación. Transmite tu amor, preocupación y disposición para ayudar en lo que sea necesario.
  1. Anima la búsqueda de ayuda profesional: Incentiva a tu familiar o amigo a buscar ayuda médica y terapéutica especializada. Puedes ofrecer acompañamiento en las citas y ayudar a investigar y encontrar profesionales capacitados en el tratamiento de la anorexia.
  1. Evita comentarios relacionados con la apariencia física: Sé consciente de tus palabras y evita hacer comentarios sobre el peso, la apariencia o los hábitos alimentarios de tu ser querido. En cambio, enfócate en aspectos positivos y reafirma su valor como persona más allá de la apariencia física.
  1. Fomenta hábitos saludables: Brinda apoyo para establecer rutinas de alimentación equilibrada y ejercicio físico moderado, siempre bajo la supervisión de profesionales de la salud. Anima la participación en actividades que promuevan el bienestar emocional, como la práctica de hobbies, la socialización y la relajación.
  1. Sé paciente y comprensivo/a: La recuperación de la anorexia es un proceso largo y desafiante. Asegúrate de mantener una actitud comprensiva y paciente, evitando presionar o esperar resultados inmediatos. Celebra los pequeños avances y reconoce el esfuerzo que tu ser querido está haciendo.
  1. Evita habilitar comportamientos destructivos: Si bien es importante ser compasivo/a, también es fundamental establecer límites claros. No fomentes ni apoyes comportamientos restrictivos o compulsivos relacionados con la alimentación. Anima la adherencia al tratamiento y busca formas de apoyar la recuperación sin contribuir a los patrones dañinos.
  1. Ofrece distracciones y actividades positivas: Ayuda a tu ser querido a encontrar distracciones saludables y actividades que le brinden placer y bienestar. Pueden ser actividades recreativas, creativas o sociales que le permitan enfocar su energía en cosas positivas y construir una identidad más allá de la anorexia.
  1. Busca apoyo para ti mismo/a: El proceso de apoyar a un familiar o amigo con anorexia puede ser desafiante y emocionalmente agotador. No dudes en buscar tu propio apoyo, ya sea a través de terapia individual, grupos de apoyo o hablando con personas de confianza. Cuidarte a ti mismo/a te permitirá estar mejor preparado/a para brindar apoyo efectivo.

[1] Bruch, H.: (1974) <<Eating disorders: Obesity, anorexia nervosa, and the person within>>. Baylor College of Medicine, Houston, Texas, USA.

[2] Garner, D.: (1997) <<Cognitive-Behavioral Therapy for Anorexia Nervosa>>. Handbook of Treatment for Eating Disorders, 94-144.

[3] Treasure, J., & Schmidt, U.: (2013) <<The cognitive-interpersonal maintenance model of anorexia nervosa revisited: A summary of the evidence for cognitive, socio-emotional, and interpersonal predisposing and perpetuating factors>>. Journal of Eating Disorders, 1, 13. https://doi.org/10.1186/2050-2974-1-13

[4] Lock, J., Le Grange, D., Agras, W. S., Moye, A., Bryson, S. W., & Jo, B. (2010) <<Randomized clinical trial comparing family-based treatment with adolescent-focused individual therapy for adolescents with anorexia nervosa>>. Archives of general psychiatry, 67(10), 1025–1032. https://doi.org/10.1001/archgenpsychiatry.2010.128

[5] Zipfel, S., Giel, K. E., Bulik, C. M., Hay, P., & Schmidt, U. (2015) <<Anorexia nervosa: aetiology, assessment, and treatment>>. The Lancet. Psychiatry, 2(12), 1099–1111. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(15)00356-9

[6] National Guideline Alliance (UK). (2017) <<Eating Disorders: Recognition and Treatment>>. National Institute for Health and Care Excellence (NICE).

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