Ante varias solicitudes pidiéndome un análisis sobre la situación geopolítica actual, aun sabiendo que en este blog se habla principalmente sobre estructuras políticas y servicios estatales, ofrezco una visión global y personal sobre lo que considero que está sucediendo en Oriente Medio.
Por este motivo, en este análisis no verán un gran volumen de referencias bibliográficas, aunque como siempre, insto a todos los lectores a no dar nada por hecho y validar siempre las informaciones que reciban, sin importar de dónde provengan. La mejor manera es hacer una lectura de distintas fuentes y si son de posturas diametralmente opuestas, mucho mejor. Porque de esta forma se tiene la capacidad para conocer los argumentos con mayor peso de ambas propuestas y así poder contrastar y elegir cuál de las visiones refleja mejor la realidad del mundo.
En primer lugar, para realizar este análisis no sólo debemos hablar de política, sino también de religión. De otra manera, sólo se estaría arañando en la superficie de la agenda oculta que impulsan los arquitectos del nuevo orden mundial.
Desde Zapatero hasta el presente, la Política Exterior española ha sido un completo fracaso que no solo ha degradado sus relaciones internacionales, sino que también ha condenado a los españoles a sufrir terribles tribulaciones socioeconómicas en el futuro.
Ya desde mediados del siglo pasado y muy probablemente antes, las agencias de inteligencia de los Estados Unidos, así como de otros países (Rusia), se han dedicado a desarrollar programas encubiertos destinados a modificar las creencias y el comportamiento, a través de técnicas denominadas como de lavado de cerebro, reforma del pensamiento[1], la modificación de la conducta, hipnosis y terapia de reflejos condicionados[2] para controlar las mentes de la población mundial.
Según Jim Keith, los manipuladores se escudan bajo la etiqueta de «Seguridad Nacional» con la finalidad de controlar el pensamiento de la población mundial. En esta línea, la televisión es sin lugar a dudas la herramienta soporífera más potente del arsenal de control mental. Por otra parte, encontramos a una masa confusa, sin criterios e incapaz de diferenciar el bien y el mal. Si además consideramos que el cristianismo como afianzador de un sistema de valores que permite, a la vez, la cohesión del conjunto social en torno a un proyecto común y por otro, la creación de la satisfacción espiritual a través de la fe para superar el sufrimiento y alcanzar la felicidad está acabado, comprendemos inmediatamente hacia dónde se dirige el sistema.
Pues una religión en quiebra de su influencia, su fe y modo de vida, no es de mucha utilidad porque sus valores ya no gobiernan en los parlamentos ni en el desarrollo sociológico que está en manos de una amalgama pagana de movimientos “New Age”. Por esta razón, no es de extrañar observar la aparición de mareas políticas con múltiples expresiones culturales donde no parece existir un consenso ni la capacidad para articular una idea unificadora, aparte de lo que son los intereses personales de sus líderes. Por supuesto, esto es impenetrable para el no cristiano al igual que para muchas mentes católicas que atribuyen el declive del cristianismo a simples estructuras del capitalismo bruto y una corrupción moral y criminal rampante dentro de su núcleo. Aunque ambas afirmaciones son ciertas, no es el verdadero motivo de su declive.
El cristianismo ya está moldeado en forma de panal de abejas, considerado como instructor débil que no tiene ethos político, sin ejércitos, sin influencia parlamentaria, sin cultura, y por lo tanto ya ha quedado como una especie de ONG global al mismo nivel que Cruz Roja.
En esta vía, con el cristianismo bajo mínimos, a los arquitectos del nuevo orden mundial les queda un solo obstáculo que es el islam. Desde Argel hasta Indonesia hay unos 1500 millones de musulmanes cuya característica hasta el momento es el irredentismo, es decir, no quieren cambiar en nada y nos rechazan como infieles, considerándonos impuros y pecadores. En consecuencia, desde hace décadas los arquitectos del nuevo orden mundial buscan infiltrarse. No para alcanzar una transformación hacia una democracia, si no impulsados por los intereses vitales de lo que pretende ser un régimen global.
La situación de Oriente Medio es muy compleja sobre todo por el problema palestino-israelí que ha supuesto un obstáculo en todos los procesos de paz impulsados en la zona. Sin embargo, eso no importa al nuevo orden porque ellos tienen una agenda y velan única y exclusivamente por su plan de trabajo. No obstante, para comprender la situación de la región haré un breve repaso.
Desde la Declaración de Balfour[3] entre el Imperio Británico y los sionistas en 1917, en la que explícitamente se manifestaba el apoyo a la creación de un «hogar nacional para el pueblo judío» en detrimento de los palestinos, comenzó el éxodo judío a Palestina después de la Primera Guerra Mundial. Se han producido tres guerras árabes-israelíes y el control imperial sionista sobre los palestinos, lo que ha provocado el desplazamiento de millones de refugiados y cientos de miles de muertes de palestinos. A partir de la guerra de 1948, no ha habido relaciones oficiales entre árabes e israelíes, salvo en el caso de Egipto y Jordania.
No obstante, los cambios geopolíticos de las últimas décadas han alterado por completo el orden político convencional en Oriente Medio y el Norte de África a través de la Primavera Árabe, la aparición de los Hermanos Musulmanes y el ISIS, y nuevas fuerzas hegemónicas no árabes como Irán y Turquía.
En el último decenio, estos acontecimientos han alterado la perspectiva de las monarquías árabes hacia la cuestión palestina, concebida como una mera distracción de la problemática real e inmediata. Esto ha contribuido eventualmente al acuerdo de Abraham[4] entre los Emiratos Árabes Unidos e Israel y luego al acuerdo Bahréin-Israel. Aunque este acuerdo levanta mucha expectación, desde un punto de vista pragmático sólo producirá más conflictos y caos en la región de Oriente Medio y Norte de África, como demuestran los acontecimientos en Libia y el Mediterráneo, el reciente enfrentamiento entre Israel y Hamas; y la tensión entre Marruecos y España.
Desde hace varios años la situación geopolítica con respecto a Oriente Medio ha ido cambiando. En primer lugar, Israel y algunos países árabes del Golfo han mantenido contactos en la sombra. En 2015, el embajador Dore Gold inició conversaciones con el general de división saudí Anwar Eshki, reuniéndose en Roma con regularidad, para descubrir que compartían intereses mutuos. Durante los últimos cinco años, Israel ha logrado mantener contacto con todas las potencias árabes, a través de un funcionario de alto nivel del sistema de seguridad, con el que casi todos los líderes árabes se pueden comunicar.[5] Esta relación se ha hecho pública, algo que ha cambiado la situación del país.
Tras la visita oficial del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a Omán en octubre de 2020, la primera de un jefe de Estado israelí desde 1996, se mostró muy abierto en sus esfuerzos por ampliar esta situación mejorando las relaciones con otras naciones, incluida Bahréin. En 1979, el primer Estado árabe que hizo un tratado de paz con Israel fue Egipto, seguido en 1994 por Jordania. Los EAU se convirtieron en el primer Estado árabe del Golfo en alcanzar un acuerdo con Israel, y en el tercer país árabe en tener relaciones diplomáticas exitosas con Israel (Bahréin se convirtió en el cuarto). Los intentos de Israel por ocupar vastas porciones de la disputada Cisjordania se detendrán en virtud de la resolución. Los últimos tratados EAU-Israel y Bahréin-Israel son un movimiento diplomático desafiante que será muy oneroso para los palestinos, aunque se debe reconocer que Israel también busca sobrevivir rodeada de un entorno hostil. Es un teatro político que ofrece un contexto que está siendo percibido como positivo por un porcentaje significativo de palestinos, ya que los EAU pone sobre la mesa como condición del acuerdo, que Israel deje de anexionar más territorio palestino.
Israel ha creado una situación muy delicada en la región MENA[6] para negociar con los Estados del Golfo. Tanto Trump como Biden seguirán respaldando esta política enmarcada dentro de la estrategia nacional de Estados Unidos. Aunque tiene el cariz de ser un movimiento que promueve la paz, que lo es, también pretende garantizar que Irán no se convierta en la fuerza hegemónica de la región y que en Europa, Marruecos[7] se convierta en el Hub para las empresas norteamericanas que pretenden vender sus mercancías en el continente africano, compitiendo así con China.
Hasta aquí se comprende la estrategia de EEUU en términos geopolíticos. No obstante, debajo de este movimiento existe una intención oculta de los arquitectos del nuevo orden mundial. Se trata de ir infiltrando el mundo árabe de forma gradual con unos comportamientos dirigidos a cambiar conductas y perspectivas arraigadas en sus costumbres para crear un escenario de flexibilidad que permita debilitar el factor de cohesión más importante del mundo árabe, su religión.
Los resultados de esta estrategia probablemente no se verán en esta generación, pero ya hay indicios de la penetración visibles en EAU, Qatar, Bahréin y Omán entre otros.
Algunos se preguntan, ¿cómo afecta a España esta situación de cara al futuro? En primer lugar, las acciones del gobierno español no parecen reflejar que son plenamente conscientes del cambio geopolítico. Y esto es muy peligroso pues tanto en Europa como en el resto del mundo se arriesga a quedar relegado a un país de segunda, sin ninguna resonancia política. En segundo lugar, aunque el presupuesto final de Defensa alcanzó la cifra de 21.622 millones de euros, que suponen un 1,8% del PIB español, algo que sorprendió a los socios de gobierno ya que no se advertía amenaza en la Directiva de Defensa Nacional aprobada en junio de 2020, sí había un sector del Estado que con buen criterio influyó para cristalizar esta inversión. Aunque no es suficiente si analizamos el reciente rearme de Marruecos con tecnología militar de última generación de EE.UU. y Francia, no nos deja en situación de vulnerabilidad extrema. En tercer lugar, en el reciente desencuentro fronterizo, los medios de comunicación en España, cuyas concesiones deben examinarse cuidadosamente, se empeñan en dibujar una realidad alejada de los intereses vitales de España que están claramente enmarcadas dentro de la visión global de los arquitectos del nuevo orden mundial.
En este punto, sabe con certeza cuál será la reacción del gobierno actual. Tampoco es que los anteriores fueran mejores en este ámbito. Lo que sí está claro es que la manera en que aborde la situación será determinante para nuestro futuro dentro de los próximos veinte años. Tal parece que políticos con alguna significación nacional como Pedro Sánchez, Pablo Casado e Inés Arrimadas (hasta hace poco) apuntan en la dirección que marcan los arquitectos del nuevo orden mundial cuyo futuro se decidirá en Oriente Medio.
En conclusión, en cuanto los obstáculos del cristianismo y el islam estén acabados, gran parte de la población global estará a la merced de los designios de los amorales gurús tecnológicos que pretenden que la masa renuncie a sus derechos fundamentales, actuando en contra del sentido común y como proponen algunos de estos hipócritas iluminados, comiendo pienso para humanos.
[1] Véase el libro de Robert Jay Lifton: “Reforma del pensamiento y Psicología del Totalitarismo: Un estudio del lavado de cerebro en China”.
[2] Véase la publicación de Andrew Salter: “Conditioned Reflex Therapy: The Direct Approach to the Reconstruction of Personality”.
[3] https://www.britannica.com/event/Balfour-Declaration
[4] La nueva política de Israel hacia el golfo Pérsico.-Alberto … – IEEE
[5] Sanger, D.E.: (2015) “Saudi Arabia and Israel Share a Common Opposition”. New York Times. https://www.nytimes.com/2015/06/05/world/middleeast/saudi-arabia-eshki-and-israel-dore- gold-netanyahu-share-allies-iran.html
[6] El término MENA es un acrónimo del inglés refiriéndose al Medio Oriente y el norte de África. El término cubre una región extensa que se extiende de Marruecos a Irán, incluyendo a todos los países del Medio Oriente y el Magreb.
[7] Nota: Estados Unidos y Francia respaldan la estrategia actual, siendo conscientes de la expansión del chiismo en Marruecos