
En esta era de saturación digital, el deslizamiento infinito del dedo sobre una pantalla —aparentemente banal— se ha convertido en el nuevo gesto ritual de una civilización agitada, desbordada y fragmentada. El doomscrolling, o consumo compulsivo de noticias negativas, no es solo una disfunción del uso tecnológico: es un síntoma profundo del vacío contemporáneo, una…








