Teoría de la asimetría del poder sociopolítico: El conflicto entre élites y ciudadanos

Nota de PolicyExamination

Se permite el uso de esta teoría en artículos y análisis por cualquier persona y en cualquier plataforma. Sin embargo, agradezco que los demás trabajos intelectuales sean citados debidamente en lugar de ser plagiados. Resulta curioso ver cómo ciertas ideas se difunden en tertulias y programas audiovisuales sin referencia a su origen. La transparencia y el reconocimiento de fuentes fortalecen la integridad del debate público.

Teoría de la asimetría del poder sociopolítico: El conflicto entre élites y ciudadanos 

La guerra que se está librando en la actualidad no es entre naciones ni entre ideologías políticas tradicionales, sino entre dos grupos claramente diferenciados: las élites globales y los ciudadanos comunes. Este conflicto no es una mera lucha de clases en el sentido marxista, sino un fenómeno más amplio y complejo que se manifiesta en distintos aspectos de la vida política, económica y social de las naciones.

Naturaleza del conflicto: Un enfrentamiento asimétrico

Las élites han logrado construir un sistema en el cual pueden imponer sus decisiones sin enfrentar consecuencias directas. Mientras que los ciudadanos deben someterse a regulaciones, cargas impositivas y políticas que afectan su vida diaria, las élites están exentas de esas mismas condiciones al encontrarse en posiciones de poder o en burbujas de privilegio. Este enfrentamiento asimétrico genera una creciente sensación de injusticia y descontento entre la población.

Por ejemplo, en España el problema con los políticos españoles es que no son elegidos por sus méritos, sino por su afinidad con una ideología cuyas consecuencias jamás padecen. Su código postal, su nivel económico, su título universitario —cuando lo tienen— y su red de contactos los mantienen al margen de los efectos de sus propias decisiones.

Factores que intensifican la guerra entre las élites y los ciudadanos 

a) Inmigración masiva y tratamiento preferencial a extranjeros

Uno de los elementos más evidentes de este conflicto es el tratamiento diferencial que reciben los ciudadanos comunes y los inmigrantes ilegales en diversos países occidentales. Mientras las élites promueven la inmigración sin restricciones bajo el discurso de la inclusión y los derechos humanos, los ciudadanos comunes deben soportar las consecuencias de estas políticas:

  • Nueva York: El gobierno aloja a inmigrantes en hoteles de lujo como el Roosevelt Hotel, mientras que los ciudadanos sin hogar duermen en la calle.
  • Irlanda: Cuando los ciudadanos han protestado contra la llegada masiva de inmigrantes sin control, la respuesta del gobierno ha sido represión policial en lugar de atender sus preocupaciones legítimas.
  • España: El gobierno ha llegado a pagar pensiones a inmigrantes ilegales, mientras que muchos jubilados nacionales ven sus pensiones estancadas o recortadas.

Las élites no sufren las consecuencias de la inmigración descontrolada, ya que viven en barrios exclusivos y sus hijos asisten a colegios privados, lejos del impacto de estas políticas.

b) Economía y distribución de la riqueza

Las políticas económicas impulsadas por las élites tienden a favorecer a grandes corporaciones y mercados financieros en detrimento de la clase trabajadora y la pequeña empresa. Mientras los ciudadanos enfrentan aumentos de impuestos, inflación y recortes en servicios públicos, las élites gozan de exenciones fiscales, subsidios y rescates financieros pagados con dinero de los contribuyentes. Ejemplos de esta disparidad incluyen:

  • Rescates financieros a bancos en crisis mientras se imponen recortes en servicios esenciales.
  • Aumento del costo de vida mientras los salarios reales se estancan.
  • Inversión en tecnologías que eliminan empleos sin considerar los efectos sobre la sociedad.

c) Manipulación mediática y control del discurso

Las élites controlan los principales medios de comunicación y plataformas digitales, utilizando la censura y la manipulación informativa para evitar que el descontento ciudadano se transforme en un movimiento masivo de oposición. Se desacredita y se censura a quienes cuestionan el sistema con etiquetas como “extremistas”, “populistas” o “teóricos de la conspiración”.

Respuesta ciudadana y resistencia creciente

A pesar del férreo control que ejercen las élites, un número creciente de ciudadanos ha despertado ante la realidad de esta guerra desigual. Esta toma de conciencia explica en gran medida la contundente victoria de Trump, que no es un fenómeno pasajero, sino un cambio estructural dentro del Partido Republicano. Quienes creen que su impacto se desvanecerá con el tiempo subestiman la transformación profunda que ha generado: cuando el presidente 47 deje el cargo, el partido continuará gobernando con la misma dinámica renovada.

Asimismo, el auge de partidos y movimientos políticos que desafían el status quo en países como Italia, Francia, Alemania, España y Estados Unidos es una prueba irrefutable de que la paciencia de la población tiene un límite. Esto es precisamente lo que J.D. Vance advertía a esta élite arrogante que, en su afán de superioridad, se percibe a sí misma como una casta intelectual al estilo de los antiguos filósofos griegos, considerando a los ciudadanos comunes, y en particular a los norteamericanos, como simples súbditos. La creciente resistencia popular en estas naciones demuestra que el pueblo no está dispuesto a aceptar indefinidamente las imposiciones de las élites sin respuesta alguna.

Los ciudadanos comunes buscan seguridad, estabilidad económica y respeto por sus derechos. No quieren ser tratados como enemigos en su propio país ni ver cómo sus recursos son destinados a favorecer a una minoría privilegiada o a personas que no han contribuido al sistema.

El futuro depara un conflicto que seguirá en desarrollo

Si las élites continúan ignorando las demandas de los ciudadanos y priorizando sus propios intereses sobre el bienestar de la mayoría, el rechazo social crecerá hasta alcanzar un punto de quiebre. La historia ha demostrado que cuando una élite se desconecta por completo de la realidad, la reacción de la población puede generar cambios drásticos en el orden político y social. El desenlace de esta guerra dependerá de la capacidad de los ciudadanos para organizarse y reclamar el control sobre su propio destino.

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