William Hazlitt, decía que “el único vicio que no puede ser perdonado es el de la hipocresía. El arrepentimiento del hipócrita es hipocresía en sí misma”.[1] La hipocresía abunda en todos los aspectos de la vida social humana. Sobre todo, en el mundo de la política. Los votantes ocultan sus verdaderas opiniones en las encuestas de opinión, lo que dificulta la predicción de los resultados reales. Los ciudadanos ajustan sus puntos de vista y opiniones al círculo en el que están presentes. La narrativa consensuada socialmente como la realidad es un motor general para expresar una opinión. Incluso en ausencia de influencia directa o persuasión, los individuos ajustan su opinión manifestada si están expuestos a las actitudes de los demás.[2]
Por otro lado, las motivaciones detrás de las decisiones políticas son innumerables y siempre parecen tener una justificación, ya sea geopolítica, económica, social u otras razones que los ciudadanos deben aceptar con fe ciega. Sin embargo, curiosamente las motivaciones reales siempre escapan a unos medios de comunicación muy bien subvencionados que han dado la espalda al análisis e investigación para convertirse en papagayos encargados de repetir la argumentación escrita para ellos en el teleprompter.[3]
Llegados a este punto, conviene señalar que los cargos con responsabilidad pública inducen a creer que las evidencias o la información que respalda sus opiniones actuales son más fuertes y convincentes que las informaciones que no las confirman, lo cual refuerza aún más sus creencias y produce tanto en ellos, como en los medios de comunicación lo que se puede denominar como efecto de actitud previa. En este proceso, los ciudadanos también dedican un mayor tiempo a procesar y contraargumentar las informaciones que cuestionan esas creencias, lo cual da lugar a un sesgo de desconfirmación.[4]–[5] Al inclinar la balanza a favor de sus tesis en el terreno mediático, sea cual sea su ideología, la formación gobernante trata de afianzar estas ideas mediante la creación de una conciencia histórica de unidad, en torno a acontecimientos o lugares tanto reales como imaginarios, que refuerzan el concepto que tienen de nación. Por este motivo, se esfuerzan en explotar este tipo de conciencia como elemento aglutinador de diferentes grupos políticos, creencias religiosas y condiciones económicas bajo la bandera de quien gobierne en ese momento.
Por esta razón para la política democrática la hipocresía constituye un gran problema, en la medida en que domina y desvirtúa todos los debates acerca de los aspectos más preocupantes de la vida pública. El reconocer la diferencia entre hipocresía y mentira, y al mismo tiempo conocer cuántos tipos diferentes de autenticidad y falsedad son posibles entre ambas, sigue siendo un elemento fundamental para comprender cómo funciona la democracia, y por qué puede fracasar.[6]
Existe un entramado que ejerce su influencia, así como unos medios de comunicación infiltrados tanto por elementos de inteligencia como por activistas políticos y otros elementos de diverso pelaje ideológico, cuya función consiste en explicar por qué en esta sociedad no está ocurriendo nada y todo marcha excepcionalmente bien, aunque quieran aparentar que son críticos con el sistema. No obstante, por si acaso, los cargos con responsabilidad pública para garantizar que las condiciones de vida de los ciudadanos no se vean afectadas, cambian las leyes limitando cada vez más las libertades, mientras que los medios de comunicación dominantes repiten este discurso sin inmutarse.
Para que este mecanismo de control sea efectivo deben recurrir a los canales políticos y partidistas cuyos satélites están presentes en todas las tertulias de radio y televisión del país. Estos, se encargarán de difundir los códigos y consignas en forma de relatos o narrativas. Simultáneamente, los medios de comunicación se limitarán a citar el argumentario hasta que la masa comience a aceptarlos como hechos probados. Una vez establecida la credibilidad de las consignas pasan a Facebook y Twitter, donde siempre hay una tribu urbana digital sin capacidad crítica, dispuesta a dar el “me gusta” y repetirlo todo. Además, es el lugar propicio para distorsionar las cosas y hacerlas más complejas o sencillas, según la conveniencia de las élites.
Si no se tratase de una práctica extremadamente peligrosa para la estructura social sería hasta cómico ver cómo los ciudadanos (usuarios) que al fin y al cabo serán los más perjudicados realizan el trabajo sucio de las élites. Estos impulsan posicionamientos, utilizando las citas e información y la desinformación suministrada para intentar construir hechos o para crear una realidad que, aunque falsa, es popular.
Establecida esta realidad entra en juego la inteligencia artificial. Por ejemplo, en YouTube y Facebook, inmediatamente se muestran feeds[7] que coinciden y refuerzan las estructuras de la realidad creada.
En este punto, el engranaje está a pleno rendimiento haciendo creer que existe una libertad de expresión amplia al alcance de todos los ciudadanos, cuando en realidad los hechos demuestran que si se va más allá, la libertad de expresión es muy limitada, inmediatamente sus cuentas son canceladas, aparecen todo tipo de restricciones, que van desde prohibiciones del estado a través de la ley y sus sanciones hasta la violencia en las redes por una turba popular descerebrada con respecto a su opinión, aun cuando esté bien formulada y argumentada, si contradice lo que es popular, se traduce en opiniones desfavorables, amenazas y ataques fanáticos. No olvidemos cómo, Facebook rectificó tras eliminar la cuenta de la madre de un soldado muerto que criticó a Biden.[8] Sin embargo, Twitter es el feudo del movimiento Taliban, que busca normalizar su imagen ante los afganos y la comunidad internacional.[9]
Ante esta situación los periodistas del antiguo cuarto poder, ahora periodistas al servicio de las empresas y su supuesto poder convertido en un poder cuasi-vicario, ejercido gracias a otros y con el permiso de otros[10], miran hacia el otro lado porque están tan cómodos que no quieren hacer nada inusual, no quieren hacer nada impopular. Están atados por lo políticamente correcto. Y en lo que respecta a los ciudadanos de a pie, los menos favorecidos sumidos en la tragedia del desempleo, los ERE[11], ERTES[12], el Covid, facturas eléctricas inasumibles, lo único que quieren hacer es evadirse escogiendo algún comodín del amplio espectro de entretenimiento barato (novela, reality[13], deporte) que ofrece la televisión al servicio del sistema. En España no importa la cadena, ni la orientación de la misma, todos sirven al mismo dueño. Es la manera más económica de ignorar los problemas familiares y sociales, sin recurrir a las drogas ilegales o los ansiolíticos.
Y mientras la masa está entretenida, las corporaciones y los gobiernos sin importar su ideología, se bañan en las lágrimas de los pobres.
[1] https://diariosanrafael.com.ar/el-arrepentimiento-del-hipocrita-es-hipocresia-en-si-misma-william-hazlitt-18463/
[2] Gastner MT, Taka´cs K, Gulya´s M, Szvetelszky Z, Oborny B (2019) <<The impact of hypocrisy on opinion formation: A dynamic model>> PLoS ONE 14(6): e0218729. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0218729
[3] El teleprompter es un mecanismo que consiste en una pantalla o espejo que permite a la persona seguir su discurso o texto al mismo tiempo que lo pronuncia. Es una herramienta de lectura, cuya finalidad es brindar apoyo, seguridad y confianza a los hablantes.
[4] Taber, C.S.; Lodge, M.: (2012) <<Motivated skepticism in the evaluation of political beliefs>> American Journal of Political Science, 50(3), 755-769.
[5] La desconfirmación sería lo que coloquialmente llamamos «ninguneo» y es la forma más evidente de la indiferencia.
[6] RUNCIMAN, D. (2010).: <<Political Hypocrisy: The Mask of Power, from Hobbes to Orwell and Beyond>> Revised Edition – Second Edition. PRINCETON; OXFORD: Princeton University.
[7] Los feeds son flujos de contenido por los que los usuarios pueden desplazarse. El contenido aparece en bloques parecidos que se repiten uno después del otro.
[8] Ansonera, J.: (2021) <<Facebook rectifica tras eliminar la cuenta de la madre de un soldado muerto que criticó a Biden>> ABC. https://www.abc.es/internacional/abci-facebook-borra-error-cuenta-madre-soldado-muerto-critico-biden-202109010343_noticia.html
[9] Gurrero, I.: (2021) <<Los talibanes convierten las redes sociales en su mejor arma de control informativo>> La Voz de Galicia. https://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2021/08/26/talibanes-convierten-redes-sociales-mejor-arma-control-informativo/00031629975754067966347.htm
[10]Hernardo, B.M.: (2004) <<En qué ha quedado el cuarto poder>> Cuadernos de periodistas https://www.google.com/search?q=la+prensa+ya+no+es+el+cuarto+poder&client=firefox-b-d&sxsrf=AOaemvJr6cc5xgZ3R-4eV3_wcRgoLu0p1w:1631276269120&ei=7Uw7YZ_rBvCZjLsPnru5yAM&start=10&sa=N&ved=2ahUKEwjflbTUsfTyAhXwDGMBHZ5dDjkQ8NMDegQIARBN&biw=1366&bih=615
[11] Expediente de Regulación de Empleo es un mecanismo legal utilizado por las empresas para suspender, reducir la jornada o despedir a un porcentaje elevado de la plantilla, ante circunstancias económicas, técnicas u organizativas adversas.
[12] Expediente de Regulación Temporal de Empleo. Es una suspensión por un tiempo concreto del contrato de una parte o todos los trabajadores de una empresa por causas de fuerza mayor. Está regulado en el Artículo 57 de la Ley del Estatuto de los Trabajadores y se puede aplicar a contratos de tiempo completo y tiempo parcial.
[13] El concepto puede traducirse como “espectáculo de la realidad” o “demostración de la realidad”, se refiere a un formato televisivo que pretende mostrar sucesos reales que le ocurren a la gente común en un determinado marco.