
Hay una verdad que pocos se atreven a decir en voz alta: la realidad no es un juguete en manos del poder. No importa cuánto lo intenten, ningún gobierno, por más omnipotente que parezca, puede dictar completamente lo que es real. Claro, pueden moldear percepciones, distorsionar la narrativa y censurar voces disidentes. Pueden inundar el…


