
En la cultura simbólica de la humanidad, el “corazón” ha sido mucho más que un órgano fisiológico, ha operado como metáfora fundacional de la subjetividad, del núcleo moral y espiritual del ser. Desde la concepción oriental del kokoro —unidad de mente, voluntad y emoción— hasta el imaginario cristiano del “corazón traspasado” como signo de amor…
