¿Cuántos de ustedes han comprado, o conocen a alguien que ha explorado la sección de autoayuda en librerías como Casa del Libro o FNAC, o han hecho búsquedas nocturnas en Amazon, buscando desesperadamente respuestas en las palabras de algún gurú del New Age? En momentos de crisis, muchos gastan 30 o 40 euros en libros, asisten a costosos cursos de “transformación personal”, o incluso se sumergen en retiros de fin de semana que rozan lo sectario. Sin embargo, lo que la mayoría desconoce es que muchos de estos supuestos gurús beben de fuentes mucho más accesibles y cercanas que los enigmáticos registros akáshicos que promocionan. ¡Sí, hablamos de la Biblia!
Para ilustrar esta afirmación, nos enfocaremos en un pasaje bíblico que ofrece lecciones de autoayuda tan relevantes hoy como lo fueron en el pasado. En Lucas 6:6-11, Jesús realiza un milagro al sanar la mano de un hombre en sábado, desatando la indignación de los fariseos. Más allá de su evidente significado espiritual, este pasaje contiene poderosas enseñanzas aplicables a nuestro crecimiento personal. Si lo analizamos cuidadosamente, encontramos principios que nos ayudan a romper las barreras mentales que limitan nuestro desarrollo y bienestar.
Si trasladamos esta enseñanza a nuestro presente, estaríamos hablando de romper con las reglas autoimpuestas que, a menudo, nos restringen.
En la historia, los fariseos simbolizan una mentalidad rígida, obsesionada con el cumplimiento estricto de reglas y tradiciones, incluso cuando esto va en detrimento del bienestar humano. Este tipo de enfoque no es ajeno a nuestras vidas: muchas veces nos imponemos creencias y normas que no cuestionamos, aunque nos restrinjan o nos hagan daño. Es similar a los parlamentarios que, pese a enfrentar decisiones cruciales para el ciudadano común, no se atreven a desafiar la disciplina de su partido.
Ahora, háganse esta pregunta: ¿Qué reglas se han autoimpuesto que ya no les sirven? Quizás creen que no pueden cambiar de carrera después de cierta edad, o que deben cumplir con expectativas que otros han fijado para ustedes. Así como Jesús desafió la noción de no hacer el bien en sábado, ustedes también pueden desafiar esas reglas personales que les frenan. Priorizar el bienestar por encima de la rigidez de nuestras creencias es una estrategia que nunca pierde vigencia.
Jesús nos enseña que el bienestar de las personas está por encima de cualquier norma. Muchas veces nos enfrascamos tanto en cumplir con las expectativas –ya sean externas o internas– que descuidamos lo más esencial: nuestro bienestar físico, emocional y mental y el de quienes nos rodean.
Es importante reflexionar: ¿Están priorizando su bienestar o sacrificándolo en nombre de responsabilidades que podrían reestructurarse? El autocuidado y la compasión hacia ustedes mismos y hacia los demás son claves para liberarse de cargas innecesarias. El primer paso hacia una vida más plena podría ser tan sencillo como replantear sus prioridades.
Otro principio esencial que podemos extraer de este pasaje es el valor de elegir el coraje por encima del miedo a las críticas.
Jesús sabía que sanar en sábado le generaría críticas de los fariseos, pero decidió actuar de todos modos. En nuestra vida cotidiana, el miedo al juicio ajeno o a las críticas nos paraliza, impidiéndonos avanzar hacia nuestro propio crecimiento. Sin embargo, la lección es clara: no teman. Atrévanse a salir de su zona de confort y tomen decisiones que, aunque desafíen las expectativas de otros, le acerquen a una vida más plena. Cada acto de valentía, aunque sea criticado, le acerca al crecimiento.
Hacer lo correcto, aun cuando resulte incómodo, es una lección fundamental. Jesús nos enseña que no existe un mal momento para hacer el bien. A menudo, el crecimiento personal implica tomar decisiones que pueden ser incómodas o desafiantes, pero que son esenciales para nuestro bienestar y el de quienes nos rodean.
Piénsenlo: enfrentarse a una relación tóxica, cambiar de carrera, o pedir ayuda para un problema de salud mental puede generar incomodidad o resistencia, pero es esencial para su desarrollo personal. El bienestar siempre debe prevalecer sobre la comodidad momentánea.
Por último, el pasaje nos enseña que debemos aceptar el cambio como parte de la vida. El hombre con la mano paralizada vivió mucho tiempo con su limitación, pero su encuentro con Jesús lo transformó por completo. En nuestras vidas, también nos acostumbramos a nuestras limitaciones, miedos o pensamientos negativos, olvidando que el cambio es posible.
Aunque el cambio sea desafiante, nunca es tarde para transformar su situación, mentalidad o actitud. Acepten el cambio como un componente inevitable de la vida y una oportunidad para evolucionar hacia la mejor versión de ustedes mismos.
En última instancia, Lucas 6:6-11 nos invita a romper con nuestras limitaciones mentales, actuar sin temor a las críticas y priorizar el bienestar por encima de la rigidez de nuestras creencias. La próxima vez que enfrenten un desafío, recuerden que siempre es el momento adecuado para hacer lo correcto, tanto para ustedes como para quienes les rodean. Con valor y compasión, serán capaces de superar cualquier obstáculo.
