La estructura social es la organización estable de las relaciones y patrones de interacción entre individuos y grupos dentro de una sociedad. Esta organización incluye instituciones, roles, normas y redes sociales que guían y limitan el comportamiento de los individuos, proporcionando coherencia y estabilidad a la vida social. La estructura social influye en la identidad individual, el comportamiento y las dinámicas de poder, y es fundamental para entender cómo se mantienen y transforman las sociedades.
En términos generales, el Estado crea y sostiene una estructura social con el fin de asegurar su propia supervivencia. En este proceso, no solo protege a los ciudadanos, que son sus principales beneficiarios, sino también a las élites cuyas identidades permanecen desconocidas para la mayoría. Si se reuniera a todos los periodistas del país y se les preguntara quiénes son las personas con verdadero poder en Estados Unidos y Europa, probablemente no podrían nombrar ni a una sola.
Además, los arquitectos de estas estructuras comprenden los mecanismos que operan en la intersección entre la estructura social y la psicología individual, los cuales moldean la conducta de la ciudadanía. Es evidente que los contextos sociales influyen en nuestras vidas y viceversa. Por esta razón, parece haber una lucha constante entre quienes desean preservar las estructuras sociales establecidas y quienes buscan desafiarlas. Los opositores argumentan que las dinámicas sociales estructurales moldean la identidad y el comportamiento individual, otorgándoles así la capacidad de transformar las estructuras sociales. Esta lucha entre los arquitectos del poder y la oposición no tiene que ver con la justicia social, sino con qué constructos se utilizan para controlar a la masa.
Por lo tanto, debemos compartir con los lectores una serie de conceptos fundamentales para la comprensión del tema. Primero, parece existir una relación intrínseca entre la dinámica social y la estructura social. Es esencial analizar cómo los individuos construyen su identidad en relación con las estructuras sociales en las que se encuentran, a la luz de la Teoría de la Identidad Social.[i]
Este análisis es crucial porque la identidad de los individuos está formada por múltiples roles sociales, y estas identidades no solo afectan el comportamiento individual, sino también las interacciones y la cohesión social. Por otro lado, el enfoque estructuralista[ii] nos permite comprender la interacción entre la estructura social y la construcción de identidad, proporcionando un marco teórico sólido para el análisis. Igualmente, la Teoría de los Roles de Turner[iii] puede complementar esta reflexión al enfatizar cómo las expectativas sociales en torno a roles específicos influyen en la conducta y la autopercepción de los individuos.
En segundo lugar, la estructura social influye significativamente en la autoestima y el bienestar psicológico. La posición social y el contexto económico afectan directamente el bienestar mental y emocional de los individuos. En este sentido, es crucial considerar cómo las experiencias y condiciones sociales impactan la autoimagen y la salud mental. Así, es necesario una mayor comprensión y abordaje de las desigualdades estructurales que afectan a las poblaciones más vulnerables, considerando sus efectos en la salud mental. Asimismo, es fundamental considerar el papel de las emociones en la estratificación social, ya que estas desempeñan un rol crucial en los movimientos sociales y la dinámica de poder. Las emociones, tanto individuales como colectivas, son el motor impulsor de la acción social y del cambio estructural en los tiempos que corren. El Estado manipula las emociones para mantener la estratificación social, influenciar movimientos sociales y controlar la dinámica de poder mediante narrativas de identidad, políticas públicas, propaganda, represión y distribución de recursos. Utiliza símbolos nacionales y la socialización educativa para inculcar valores de conformidad y lealtad, mientras legitima o deslegitima movimientos según sus intereses. Estas estrategias afectan profundamente la identidad, el comportamiento y las emociones de los individuos y grupos, perpetuando o desafiando las estructuras de poder establecidas.
En resumidas cuentas, debemos aproximarnos a la interacción entre agentes y estructuras, la cual desencadena un ciclo dinámico. Bajo la perspectiva de la Teoría de la Acción de Sewell[iv], se propone una visión en la que los individuos actúan tanto dentro de las estructuras sociales como en contra de ellas. Esto sugiere una dualidad entre agencia y estructura, donde los individuos tienen la capacidad de modificar sus circunstancias sociales a la vez que están condicionados por ellas. Esta visión dinámica puede ayudar a comprender cómo los cambios en las actitudes y comportamientos individuales pueden, eventualmente, influir en las estructuras sociales más amplias.
Todos estos aspectos tienen importantes implicaciones para las políticas sociales y la intervención comunitaria. La creación de entornos sociales que fomenten la equidad y el apoyo puede mejorar la salud mental y emocional de los individuos, lo que, a su vez, puede contribuir a una sociedad más cohesionada y justa. Además, es fundamental promover estrategias que aborden las desigualdades estructurales y fomenten la cohesión social y la justicia.
La interacción entre estructura social y psicología individual influye en la identidad y el comportamiento, así como en el bienestar psicológico y social. Las implicaciones para las políticas sociales son claras: la necesidad de entornos que promuevan la equidad y el apoyo es crucial para mejorar la cohesión social y el bienestar general. A modo de conclusión, comprender la interacción entre estructura social y psicología individual es esencial para promover políticas que fomenten el bienestar y la justicia social.
Referencias bibliográficas:
Giddens, A., Duneier, M., Appelbaum, R. P., & Carr, D. (2013) <<Introduction to Sociology>>. (9th ed.). New York: W. W. Norton & Company.
Saussure, F. de. (1916) <<Course in General Linguistics>>. (C. Bally & A. Sechehaye, Eds.). New York: McGraw-Hill. (Trabajo original publicado en francés como <<Cours de linguistique générale>>).
Sewell, W. H. Jr. (1992) <<A Theory of Structure: Duality, Agency, and Transformation>>. American Journal of Sociology, 98(1), 1-29.
Tajfel, H., & Turner, J. C. (1979) <<An integrative theory of intergroup conflict>>. In W. G. Austin & S. Worchel (Eds.), <<The Social Psychology of Intergroup Relations>> (pp. 33-47). Monterey, CA: Brooks/Cole.
Turner, R. H. (1990) <<Role change>>. Annual Review of Sociology, 16, 87-110.
Turner, R.H. (2001) <<Role theory>>. In: Turner, J.H. (eds) Handbook of Sociological Theory. Handbooks of Sociology and Social Research. Springer, Boston, MA . https://doi.org/10.1007/0-387-36274-6_12
[i] La Teoría de la Identidad Social propone que una parte importante del autoconcepto de una persona proviene de su pertenencia a grupos sociales. Según esta teoría, las personas tienden a categorizarse a sí mismas y a los demás en varios grupos (nosotros vs. ellos), buscan una identidad social positiva, y comparan su grupo (endogrupo) favorablemente con otros grupos (exogrupo). Esta comparación puede llevar a actitudes de favoritismo hacia el propio grupo y, en algunos casos, a la discriminación hacia los otros grupos.
[ii] El enfoque estructuralista es una perspectiva teórica que se centra en las estructuras subyacentes que forman y determinan el comportamiento humano, las culturas, y las sociedades. Originado en la lingüística y extendido a otras disciplinas, este enfoque postula que los elementos de cualquier sistema social, cultural o lingüístico solo pueden entenderse en relación con la estructura total en la que están integrados. Los estructuralistas sostienen que existen patrones universales y reglas que subyacen a las diversas prácticas y fenómenos humanos, y que es a través de la identificación y análisis de estas estructuras que podemos comprender el funcionamiento de una sociedad o cultura.
[iii] La Teoría de los Roles, desarrollada por Ralph Turner, examina cómo las expectativas de los roles sociales influyen en la conducta de los individuos y cómo estos roles se mantienen, cambian y afectan las interacciones sociales. Los roles son definidos como comportamientos esperados de una persona en una situación social específica, y estas expectativas pueden ser influenciadas por factores culturales, sociales y personales. Turner sostiene que las personas no solo actúan en base a las expectativas de los roles, sino que también pueden redefinir y negociar estos roles a través de la interacción social.
[iv] La Teoría de la Acción de Sewell postula que las estructuras sociales están compuestas de esquemas culturales (patrones de pensamiento y comportamiento) y recursos materiales (objetos físicos y capacidades humanas). Estas estructuras son tanto limitadoras como habilitadoras de la acción humana. Las acciones humanas pueden reproducir las estructuras sociales existentes o transformarlas, dependiendo de cómo los actores sociales interpreten y manejen los esquemas y recursos a su disposición.
