La compasión selectiva

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha lidiado con el desafío de practicar la compasión de manera equitativa y justa. En la era contemporánea, este noble sentimiento ha evolucionado hacia un fenómeno complejo y preocupante: la compasión selectiva. Este término, atribuido a veces al filósofo y psicólogo Paul Slovic en la década de 1990, señala la tendencia humana a mostrar mayor empatía y solidaridad hacia ciertas personas o grupos, mientras se ignora o minimiza el sufrimiento de otros en situaciones similares. Personalmente, he sido testigo de estas actitudes y, en ocasiones, me he visto tentado a caer en ellas hasta que la autorreflexión me ha mostrado lo erróneo de tales pensamientos y conductas. Este fenómeno también está influido por lo que llamo narrativas perniciosas presentes en los medios de comunicación audiovisuales, las redes sociales y una serie de mitos que proliferan en algunas comunidades. Además de Paul Slovic, es importante mencionar el papel significativo que ha desempeñado Peter Singer en el estudio y la divulgación de la idea de «compasión selectiva».

Paul Slovic, renombrado psicólogo social, ha realizado investigaciones pioneras que revelan cómo las personas tienden a mostrar mayor empatía y preocupación por víctimas individuales identificables en comparación con grupos más amplios o abstractos de personas que sufren. Su trabajo ha contribuido significativamente a identificar los factores psicológicos y cognitivos que influyen en nuestras respuestas emocionales hacia el sufrimiento de los demás, lo que enriquece nuestra comprensión de la compasión selectiva.

Por otro lado, Peter Singer, destacado filósofo australiano, ha popularizado el concepto de compasión selectiva en el ámbito de la ética y la filosofía moral. A través de su obra, especialmente en libros como “Liberación Animal”, Singer ha explorado cómo la sociedad tiende a manifestar compasión de manera selectiva, priorizando ciertos grupos de seres sintientes sobre otros. Sus escritos han sido fundamentales para estimular el debate sobre la ética de tratar a todos los seres sintientes con igual consideración moral, independientemente de su especie.

La compasión selectiva está intrínsecamente ligada a una serie de conceptos fundamentales que delinean su naturaleza y manifestaciones en la sociedad contemporánea. Entre estos conceptos se encuentran los criterios de selección, la empatía diferencial, la jerarquía de merecimiento, la fatiga de la compasión, el efecto de la víctima identificable y la responsabilidad moral.

Los criterios de selección son los filtros conscientes o inconscientes que determinan a quién otorgamos nuestra compasión. Estos criterios pueden estar influenciados por factores como la proximidad geográfica, la similitud cultural o la relevancia mediática. Por ejemplo, es común observar una mayor respuesta de solidaridad ante desastres naturales en países occidentales que en naciones en vías de desarrollo, evidenciando así una clara manifestación de compasión selectiva.

Un caso concreto contemporáneo que ilustra la compasión selectiva podría ser la disparidad en la atención y la respuesta humanitaria ante desastres naturales en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, cuando un huracán golpea una región de un país occidental como Estados Unidos, la cobertura mediática y la movilización de recursos suelen ser masivas y rápidas. Sin embargo, cuando un desastre similar ocurre en una región de un país en vías de desarrollo, la atención mediática y la ayuda internacional pueden ser significativamente menores y más lentas. Esta disparidad resalta cómo factores como la proximidad geográfica, la similitud cultural y la relevancia mediática influyen en la distribución de la compasión y los recursos hacia aquellos que sufren.

La empatía diferencial se refiere a la disparidad en la capacidad de sentir empatía hacia diferentes individuos o grupos. Este fenómeno puede estar influenciado por factores como la identificación personal, la percepción de culpabilidad o la simpatía previa hacia el sujeto en cuestión. Por ejemplo, un estudio realizado por Batson y Shaw (1991) demostró que las personas son más propensas a ayudar a aquellos a quienes perciben como inocentes o no responsables de su situación de sufrimiento.

En Europa, se despliega un panorama de emociones encontradas al enfrentar la crisis de los refugiados, un verdadero testamento de la empatía diferencial en acción. En naciones como Alemania, se alzaron corazones dispuestos a acoger y asistir a aquellos que huían de los horrores de conflictos en Siria y otros rincones golpeados por la guerra. La percepción de estos refugiados como almas inocentes atrapadas en el torbellino de la violencia generó una ola compasiva que inundó tanto a ciudadanos como a líderes europeos, quienes tejieron políticas de bienvenida y programas de auxilio. Sin embargo, en contraste, países como Hungría o Polonia mostraron una frialdad menos empática, una actitud más distante y, a veces, hostil hacia aquellos que buscaban refugio en sus fronteras. Este contrapunto revela la poderosa influencia de la empatía diferencial en la forma en que se responde a grupos específicos que enfrentan la adversidad. Sin embargo, en medio de estas corrientes emocionales, emerge la voz de la prudencia, recordándonos la importancia de analizar minuciosamente las circunstancias individuales de los refugiados acogidos. Recientemente, más de 1.000 personas han salido a la calle para exigir que la ‘sharía’, la ley islámica, sea instaurada en Alemania y se establezcan los valores fundamentalistas del Islam. Esto es un recordatorio necesario en la compleja trama de la compasión y la política, pues las estadísticas son testigos incuestionables de la realidad que enfrentamos.

La jerarquía de merecimiento establece una escala de valoración moral que determina quiénes merecen recibir ayuda y quiénes no. Este concepto, estrechamente relacionado con nociones de mérito y culpabilidad, puede perpetuar injusticias y desigualdades sociales al priorizar a ciertos grupos sobre otros en la distribución de recursos y apoyo.

Un ejemplo técnico podría encontrarse en el sector industrial específicamente en la asignación de inversiones en proyectos de desarrollo de tecnología en una empresa. Supongamos que una empresa manufacturera española está considerando implantar nuevas tecnologías de automatización en su cadena de producción para aumentar la eficiencia y reducir costos.

En este escenario, la jerarquía de merecimiento podría influir en la decisión de qué departamentos o áreas de la empresa reciben fondos para la adopción de esta tecnología. Por ejemplo, los departamentos que históricamente han generado más ingresos o han sido considerados más “críticos” o “estratégicos” para la operación podrían recibir prioridad en la asignación de recursos, mientras que otros podrían quedar rezagados.

Esta distribución desigual de inversiones podría perpetuar las desigualdades existentes dentro de la empresa, donde ciertos equipos o áreas son considerados más dignos de apoyo que otros. Además, podría dejar atrás a grupos de empleados que podrían beneficiarse significativamente del establecimiento de nuevas tecnologías, pero que no son considerados prioritarios según la percepción de mérito establecida dentro de la organización. Por lo tanto, este ejemplo ilustra cómo la jerarquía de merecimiento puede influir en la asignación de recursos en el sector industrial, afectando no solo la eficiencia y la competitividad de la empresa, sino también la equidad y la satisfacción de los empleados.

La fatiga de la compasión se manifiesta cuando la exposición continua al sufrimiento ajeno provoca un agotamiento emocional y una disminución en la capacidad de sentir empatía. Este fenómeno, ampliamente estudiado en profesionales de la salud y trabajadores humanitarios, puede resultar en una insensibilización ante el sufrimiento de los demás y en una reducción de los esfuerzos por ayudar. Me gustaría profundizar en este concepto, ya que considero que la compasión se ve exacerbada por la exposición constante al sufrimiento ajeno a través de los noticieros, películas y otros medios de comunicación. Los medios a menudo presentan imágenes y relatos de sufrimiento humano, tragedias y desastres naturales, lo que puede afectar emocionalmente a los espectadores.

Cuando las personas están continuamente expuestas a este tipo de contenido, pueden experimentar una abrumadora sensación de tristeza, impotencia o incluso desesperanza. Con el tiempo, esta exposición constante puede llevar a la fatiga emocional y a una disminución en la capacidad de sentir empatía, lo que a su vez puede conducir a una insensibilización frente al sufrimiento de los demás.

Es fundamental tener en cuenta que la fatiga de la compasión no se limita a los profesionales de la salud y los trabajadores humanitarios, sino que también puede afectar a cualquier persona expuesta a situaciones de sufrimiento a través de los medios de comunicación u otras fuentes. Esto destaca la importancia de practicar el autocuidado y establecer límites saludables en cuanto a la exposición al contenido emocionalmente cargado.

El efecto de la víctima identificable sugiere que la compasión es más probable cuando podemos identificarnos fácilmente con la persona que sufre, ya sea por su similitud con nosotros mismos o por su proximidad física o emocional. Este fenómeno, demostrado por el experimento del «niño en el pozo» realizado por Cialdini et al. (1987), resalta la influencia de la percepción individual en la respuesta compasiva hacia los demás.

La responsabilidad moral implica una obligación ética de responder al sufrimiento ajeno, especialmente cuando somos conscientes de nuestra capacidad para hacerlo. Sin embargo, esta responsabilidad puede ser mitigada por factores como la difusión de la responsabilidad en grupos grandes o la percepción de que otros tomarán la iniciativa para ayudar.

Este sentimiento de responsabilidad moral puede ser utilizado por algunas organizaciones no gubernamentales (ONGs) como un medio para recaudar fondos. Al destacar situaciones de sufrimiento y presentarlas como oportunidades para que los individuos asuman un papel activo en la reducción de dicho sufrimiento.

En última instancia, el objetivo de estas organizaciones es movilizar recursos para abordar problemas sociales o humanitarios, pero es importante que su enfoque sea transparente y ético en su comunicación con el público.

Análisis desde diversas perspectivas

La compasión selectiva tiene profundas implicaciones en diversos ámbitos de la vida social, afectando la calidad de vida de los ciudadanos de manera significativa.

Desde una perspectiva ética y filosófica, la compasión selectiva plantea importantes cuestiones sobre la equidad, la justicia y la responsabilidad moral. Autores como Peter Singer (1972) han argumentado a favor de una ética basada en la igual consideración de intereses, que desafía las tendencias discriminatorias de la compasión selectiva y promueve una distribución más equitativa de la ayuda y los recursos.

En el ámbito sociológico, la compasión selectiva contribuye a la división y fragmentación social al perpetuar desigualdades y privilegios injustos. La preferencia por ciertos grupos en detrimento de otros puede exacerbar la discriminación y la exclusión social, minando la cohesión comunitaria y la solidaridad.

En la dimensión económica y de desarrollo, la compasión selectiva puede tener consecuencias devastadoras en la distribución de recursos y la atención a las necesidades básicas de los más vulnerables. La asignación desigual de ayuda humanitaria y el sesgo en las políticas de desarrollo pueden perpetuar ciclos de pobreza y marginalización, obstaculizando el progreso y la equidad.

En el ámbito de los derechos humanos, la compasión selectiva socava los principios fundamentales de dignidad y justicia al condicionar la protección y el apoyo a la pertenencia a ciertos grupos privilegiados. Esto puede manifestarse en formas de discriminación estructural y violaciones sistemáticas de los derechos humanos, especialmente entre poblaciones marginadas y vulnerables.

Bajo la óptica teológica y espiritual, la compasión selectiva plantea desafíos éticos y morales al corazón de muchas tradiciones religiosas y espirituales. Si bien estas tradiciones suelen enfatizar la importancia de la compasión y la solidaridad, la práctica de la compasión selectiva puede contradecir los principios fundamentales de amor y fraternidad universal.

Por otra parte, el fenómeno de la compasión selectiva se ha explorado de manera profunda y conmovedora tanto en la literatura como en el cine, revelando cómo esta tendencia afecta las interacciones humanas y las percepciones de justicia y equidad.

En la obra clásica de Víctor Hugo, “Los Miserables”, se presenta un ejemplo notable de compasión selectiva a través del personaje principal, Jean Valjean. El protagonista muestra una generosa compasión hacia ciertos individuos, como Cosette, a quien rescata de una vida de abuso y miseria, ofreciéndole protección y amor como si fuera su propia hija. Sin embargo, esta compasión no se extiende a todos los personajes de la novela. Por ejemplo, Valjean muestra menos compasión hacia el inspector Javert, a quien considera un obstáculo en su búsqueda de redención. Esta dinámica entre Valjean y Javert ilustra cómo la compasión selectiva puede influir en las interacciones entre personas de diferentes estatus sociales y morales.

En la literatura contemporánea, la novela “To Kill a Mockingbird” (Matar a un Ruiseñor) de Harper Lee aborda la compasión selectiva a través del prisma del racismo en la sociedad sureña de Estados Unidos. El personaje principal, Atticus Finch, defiende a Tom Robinson, un hombre afroamericano acusado injustamente de violar a una mujer blanca. A medida que la historia se desarrolla, se hace evidente que la comunidad blanca muestra compasión selectiva hacia los miembros de su propia raza, mientras que exhibe indiferencia o incluso hostilidad hacia los afroamericanos, como se ve en el juicio injusto de Tom Robinson. Esta obra profundiza en cómo la compasión selectiva puede estar arraigada en prejuicios raciales y sociales enraizados en la sociedad.

En el cine, la película “Crash”, dirigida por Paul Haggis, ofrece un poderoso examen de cómo la compasión selectiva se entrelaza con las divisiones raciales y sociales en la ciudad de Los Ángeles. A lo largo de la película, se presentan múltiples historias entrelazadas que muestran cómo los personajes muestran compasión selectiva hacia aquellos que son similares a ellos en términos de raza o estatus socioeconómico, mientras que muestran indiferencia o incluso antagonismo hacia aquellos que son diferentes. Por ejemplo, en una escena memorable, un personaje blanco muestra compasión hacia una mujer hispana que está atrapada en un accidente automovilístico, pero luego la trata con desprecio cuando descubre que ella es la empleada doméstica de su familia. Esta película ilustra cómo la compasión selectiva puede estar influenciada por factores como la raza, la clase social y la percepción de otros.

Por otro lado, en el caso del conflicto entre Israel e Irán, la compasión selectiva puede estar influenciada por consideraciones geopolíticas y religiosas. Por un lado, hay quienes sienten mayor empatía hacia Israel debido a su posición como aliado occidental y su historia de persecución y supervivencia. Por otro, existen aquellos que simpatizan más con Irán debido a su identidad musulmana y su lucha contra la hegemonía occidental en la región. Estas percepciones pueden ser moldeadas por la propaganda política y los intereses estratégicos de diferentes actores internacionales.

En ambos casos, la compasión selectiva puede obstaculizar los esfuerzos por encontrar una solución justa y duradera al conflicto, ya que perpetúa la polarización y el partidismo en lugar de fomentar la comprensión y la reconciliación entre las partes enfrentadas.

En última instancia, la compasión selectiva representa un desafío ético y moral que requiere una respuesta variada y sostenida por parte de la sociedad en su conjunto. Solo a través de un compromiso colectivo con la justicia, la equidad y la solidaridad podemos superar las barreras que perpetúan el sufrimiento y la injusticia en nuestro mundo. Es hora de reconocer la interconexión de nuestras experiencias y la responsabilidad compartida de construir un futuro más compasivo y justo para todos.

A continuación, comparto 10 medidas es abordar la tendencia hacia la compasión selectiva y fomentar en su lugar la promoción de la compasión universal, junto con la búsqueda activa de la justicia social e integración.

  1. Educación y sensibilización pública sobre sesgos cognitivos y emocionales
  • Desarrollar programas educativos en escuelas y comunidades que aborden explícitamente los sesgos cognitivos y emocionales inherentes a la compasión selectiva.
  • Incorporar módulos de educación emocional en el currículo escolar, enseñando a los estudiantes a reconocer y gestionar sus propias emociones, así como a desarrollar empatía hacia los demás de manera equitativa.
  • Organizar campañas de sensibilización en los medios de comunicación y las redes sociales, utilizando historias y testimonios para ilustrar cómo los sesgos pueden influir en nuestras percepciones y acciones.
  1. Promoción de una ética de la compasión universal:
  • Desarrollar programas de formación en ética para profesionales en diferentes campos, como la salud, la educación y el trabajo social, que enfaticen la importancia de reconocer la igual dignidad de todos los seres humanos.
  • Integrar principios de compasión y justicia social en códigos de ética profesionales y normativas organizativas, asegurando que la equidad y la inclusión sean valores fundamentales en todas las áreas de la sociedad.
  • Fomentar el diálogo interreligioso e intercultural sobre la importancia de la compasión y la solidaridad como valores universales compartidos por todas las tradiciones espirituales y culturales.
  1. Establecer de políticas y programas inclusivos:
  • Adoptar políticas gubernamentales que aborden las causas estructurales de la desigualdad y la discriminación, como la pobreza, la segregación racial y la falta de acceso a servicios básicos.
  • Establecer programas de acción afirmativa que garanticen la igualdad de oportunidades para grupos marginados y discriminados, promoviendo así una distribución más equitativa de recursos y oportunidades.
  • Crear espacios de participación ciudadana donde las comunidades puedan colaborar en la identificación de problemas y la formulación de soluciones que aborden sus necesidades específicas.
  1. Fomento de la empatía activa y la identificación con el sufrimiento ajeno:
  • Organizar actividades de voluntariado y servicio comunitario que permitan a las personas interactuar directamente con aquellos que sufren, fomentando así una comprensión más profunda y personal del dolor ajeno.
  • Promover la diversidad en los medios de comunicación y las artes, destacando las experiencias y perspectivas de grupos marginados y subrepresentados, para cultivar una mayor empatía y conexión emocional con sus realidades.
  • Incorporar prácticas de escucha activa y reflexión en entornos educativos y profesionales, donde se anime a las personas a compartir sus experiencias y preocupaciones de manera abierta y respetuosa.
  1. Inversión en programas de desarrollo comunitario y fortalecimiento de la sociedad civil:
  • Apoyar iniciativas locales lideradas por la comunidad que promuevan la colaboración y la solidaridad entre grupos diversos, como proyectos de jardinería comunitaria, cooperativas de vivienda o redes de apoyo mutuo.
  • Establecer fondos de subvenciones para organizaciones sin fines de lucro y grupos comunitarios que trabajen en la construcción de capacidades y la mejora de las condiciones de vida en áreas desfavorecidas.
  • Facilitar la creación de espacios inclusivos y accesibles donde las personas puedan reunirse, compartir recursos y participar en actividades culturales y sociales que fortalezcan el tejido social.
  1. Sensibilización de los medios de comunicación y las redes sociales:
  • Establecer estándares éticos y directrices de responsabilidad social para los medios de comunicación y las plataformas digitales, que promuevan una representación equitativa y respetuosa de la diversidad humana y las experiencias de sufrimiento.
  • Ofrecer capacitación en alfabetización mediática y habilidades críticas de consumo de medios, para ayudar a las personas a discernir entre información objetiva y sesgada, y a cuestionar las narrativas dominantes sobre el sufrimiento y la injusticia.
  • Crear campañas de sensibilización en línea que desafíen estereotipos y prejuicios, y que promuevan mensajes de compasión, empatía y solidaridad hacia todos los grupos humanos, sin distinción de raza, género, religión o nacionalidad.
  1. Capacitación en habilidades de intervención y ayuda psicosocial:
  • Desarrollar programas de formación continua para profesionales de la salud, trabajadores humanitarios y voluntarios que aborden el cuidado de sí mismos y la prevención del agotamiento emocional, además de promover estrategias efectivas de apoyo a los que sufren.
  • Integrar en la formación profesional en salud mental y psicología cursos sobre compasión y empatía, que enseñen habilidades prácticas de escucha activa, validación emocional y apoyo psicosocial para mejorar la calidad de la atención y el acompañamiento.
  • Facilitar el acceso a servicios de apoyo y recursos de bienestar emocional para aquellos que trabajan en entornos de alta presión y exposición al sufrimiento humano, ofreciendo espacios seguros para compartir experiencias y recibir orientación profesional.
  1. Creación de mecanismos de rendición de cuentas y monitoreo de la distribución de ayuda humanitaria y recursos:
  • Establecer organismos independientes de supervisión y evaluación que monitoreen la distribución y el impacto de la ayuda humanitaria y los recursos destinados a crisis y emergencias, garantizando una gestión transparente y eficiente de los fondos.
  • Desarrollar sistemas de retroalimentación y participación comunitaria que permitan a las personas afectadas por crisis y desastres contribuir en la planificación y evaluación de las respuestas humanitarias, asegurando que sus necesidades y preocupaciones sean tenidas en cuenta.
  • Crear mecanismos legales y políticos que responsabilicen a los actores gubernamentales y no gubernamentales por la distribución equitativa y efectiva de la ayuda humanitaria, y que sancionen cualquier forma de corrupción, discriminación o malversación de fondos.
  1. Fomento del diálogo intercultural y la colaboración internacional:
  • Organizar conferencias y eventos internacionales que reúnan a líderes gubernamentales, académicos, activistas y representantes de la sociedad civil de diferentes países y culturas, para discutir y abordar de manera colaborativa los desafíos globales relacionados con la compasión y la justicia social.
  • Establecer programas de intercambio y colaboración entre organizaciones y comunidades de diferentes partes del mundo, que promuevan el aprendizaje mutuo, la solidaridad transnacional y la implementación de estrategias innovadoras para abordar la compasión selectiva y sus consecuencias.
  • Facilitar la creación de redes de apoyo y solidaridad entre grupos étnicos, religiosos y culturales, que promuevan la comprensión mutua, el respeto por la diversidad y la cooperación en la búsqueda de soluciones comunes a problemas humanitarios y sociales.
  1. Empoderamiento de las comunidades locales y la participación ciudadana:
  • Establecer mecanismos de consulta y participación ciudadana en la formulación de políticas y programas gubernamentales, asegurando que las voces de las comunidades locales sean escuchadas y consideradas en la toma de decisiones que afectan su bienestar.
  • Crear oportunidades de capacitación y liderazgo para líderes comunitarios y activistas locales, fortaleciendo su capacidad para abogar por los derechos y las necesidades de sus comunidades, y para promover la inclusión y la representación de las voces marginadas en los procesos de toma de decisiones.
  • Fomentar la creación de redes de solidaridad y apoyo mutuo entre comunidades locales, que promuevan la colaboración y el intercambio de recursos y conocimientos para abordar desafíos comunes y construir una sociedad más justa y compasiva para todos.

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