Corrupción y geopolítica en Rusia y sus implicaciones globales

La persistente corrupción en la Federación Rusa ha sido un tema de interés académico y político durante décadas. Este extenso territorio, que se extiende desde Europa del Este hasta Asia del Norte, ha experimentado profundas transformaciones históricas y estructurales que han influido en la propagación de la corrupción en sus instituciones gubernamentales y en la sociedad en general. La presente reflexión tiene como finalidad abordar las raíces históricas, estructurales y sociopolíticas de la corrupción en Rusia, y cómo esta realidad incide en sus relaciones geopolíticas, en particular, en su percepción de ser considerada una entidad occidental. El propósito es brindar a los lectores una base informativa que les permita adentrarse aún más en el tema.

La corrupción arraigada en Rusia encuentra sus raíces en una serie de factores históricos y estructurales de importancia destacable. En primer lugar, la desintegración de la Unión Soviética en la década de 1990 desencadenó una crisis económica y política sin precedentes. Durante este período de transición, la privatización de los recursos estatales se llevó a cabo en condiciones opacas y, en ocasiones, ilegales. Esto propició la aparición de oligarcas que acumularon vastas fortunas y ejercieron una influencia desproporcionada en la esfera gubernamental. [1][2][3]

En segundo lugar, la persistente corrupción en Rusia también se alimenta de su herencia de un Estado autoritario y un sistema judicial debilitado. La carencia de independencia judicial y la ausencia de una prensa libre han contribuido a la escasa rendición de cuentas y a la impunidad de los actores corruptos.[4][5]

Tercero, el modelo de poder centralizado en Rusia, con el presidente Vladimir Putin como figura central, ha resultado en la concentración de recursos y decisiones en manos de una reducida élite política y empresarial. Este escenario ha propiciado un ambiente favorable para la corrupción, donde la lealtad al liderazgo prevalece sobre la integridad y la transparencia.[6]

A pesar de su extensión geográfica, gran parte de la cual se sitúa en Europa del Este, Rusia ha experimentado desafíos para ser reconocida como una nación occidental. Esto se debe en parte a su historia como sucesor del Imperio Ruso y la Unión Soviética, que durante largo tiempo se percibieron como antitéticos a los valores democráticos y capitalistas occidentales.[7]

Es importante destacar que Rusia fue miembro del Consejo de Europa hasta su expulsión en 2022, debido a la gravedad de los crímenes cometidos en Ucrania. A pesar de ello, aún mantiene relaciones comerciales con varias naciones europeas. Sin embargo, la persistente falta de plena democracia y la percepción de un liderazgo autoritario han obstaculizado y retrasará durante décadas su plena integración en la comunidad occidental.[8]

La corrupción en Rusia tiene un efecto significativo en sus relaciones internacionales y su política geoestratégica. La falta de transparencia y de responsabilidad en el gobierno ruso ha generado tensiones con Occidente, particularmente con la Unión Europea y los Estados Unidos. Las sanciones económicas y las críticas políticas han sido respuestas habituales a las acciones rusas en asuntos como la Guerra de Ucrania y las acusaciones de interferencia en elecciones extranjeras.[9]

Figuras clave en Rusia, como el presidente Vladimir Putin y los oligarcas, desempeñan un papel fundamental en la formulación de la política exterior y en la gestión de la economía. La influencia de Putin a nivel internacional es innegable. A pesar de su aislamiento actual, su liderazgo ha propiciado un resurgimiento geopolítico de Rusia y ha desafiado la posición de Occidente en múltiples escenarios.

En este contexto, la situación en Ucrania y su repercusión en la política mundial no puede entenderse completamente sin examinar el papel de la corrupción en la política geoestratégica rusa. La corrupción ha debilitado la capacidad de Rusia para actuar como un actor coherente en la escena internacional. Las decisiones impulsadas por intereses personales y la falta de planificación estratégica a largo plazo han resultado en una serie de crisis y conflictos, incluida la anexión de Crimea y la intervención en Ucrania oriental. Es esencial reconocer que la corrupción no es únicamente un problema interno de Rusia; tiene implicaciones globales significativas, ya que debilita a un país y socava su capacidad para participar de manera constructiva en la diplomacia internacional.[10]

Para enfrentar estos desafíos, es imperativo que Occidente mantenga una posición sólida en la condena de la corrupción y continúe aplicando sanciones contundentes que ejerzan presión sobre Rusia para abordar este problema de raíz. Además, es esencial seguir trabajando en la promoción de la transparencia y la gobernanza efectiva en la región, brindando apoyo a países como Ucrania que están comprometidos en reformar sus sistemas y construir sociedades más equitativas. La intrincada intersección entre la corrupción, la geopolítica y la identidad en Rusia seguirá siendo un tema de análisis y debate en los años venideros. ¡No podemos darnos el lujo de bajar la guardia en este frente crucial!

[1] Ledeneva, A. V. (1998) <<Russia’s Economy of Favours: Blat, Networking, and Informal Exchange>>. Cambridge University Press.

[2] Shleifer, A., & Treisman, D. (2000) <<Without a Map: Political Tactics and Economic Reform in Russia>>. MIT Press.

[3] Popov, V. (2007) <<Shock Therapy versus Gradualism: The End of the Debate (Explaining the magnitude of transformational recession)>>. Comparative Economic Studies, 49(1), 1-30.

[4] Sakwa, R. (2011) <<The Crisis of Russian Democracy: The Dual State, Factionalism, and the Medvedev Succession>>. Cambridge University Press.

[5] Sussex, Matthew. (2013) <<Russia’s Foreign Policy: Change and Continuity in National Identity>>. Global Change. 25. 10.1080/14781158.2012.754636.

[6] Goldman, M.I. (2003) <<The Piratization of Russia: Russian Reform Goes Awry (1st ed.)>>. Routledge. https://doi.org/10.4324/9780203563342

[7] Remington, Thomas. (2016) <<Henry E. Hale. Patronal Politics: Eurasian Regime Dynamics in Comparative Perspective>>. East/West: Journal of Ukrainian Studies. 3. 209. 10.21226/T20P4R.

[8] Mearsheimer (2014) <<Why the Ukraine Crisis Is the West’s Fault: The Liberal Delusions That Provoked Putin>>. Foreign affairs. [Online] 93 (5), 77–127.

[9] McFaul, M. (2001) <<Russia’s Unfinished Revolution: Political Change from Gorbachev to Putin>>. Cornell University Press.

[10] Trenin, D. (2016) <<Should We Fear Russia?>> Polity Press.

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